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Cómo no arruinarse al montar una tienda online

  • "Existen múltiples causas por las que se puede perder dinero en internet"
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elEconomista.es

Con la crisis y el auge de internet muchos empresarios llegaron a la conclusión de que la solución a los problemas de sus negocios estaba en el mundo online. Que el crecimiento del comercio electrónico iba a compensar las pérdidas de sus tiendas físicas. Sin valorar que, si no actúan correctamente, pueden acabar arruinados.

"La realidad es que la gran mayoría no llega a cruzar al otro lado del espejo, sino más bien lo acaban rompiendo al estrellarse contra él", apunta Isaac Bosch, CEO de eComm360, una consultora de negocios online. "Existen múltiples causas por las que se puede perder dinero al crear un comercio online", apunta el experto, que señala concretamente tres campos principales.

1. Tecnología

"Destinar un exceso de presupuesto a plataformas muy caras o a replicar grandes tiendas va a disminuir la liquidez del negocio antes de empezar", advierte Bosch. Un e-commerce es por definición un catálogo con un checkout, y la gracia es unir esto a las necesidades del sector. Unos con más diseño, otros con más funcionalidades... pero por muchos extras que tenga una página, no se va a vender más sin tráfico.

Otro error que se comete en el área tecnológica es no saber parar. "Cualquier experto coincide en que el momento en el que más tiempo y recursos se pierden es justo antes de la entrega. Se conoce como la última milla: una vez está casi todo montado, se cambian cosas y se pierde tiempo en detalles, empezando a dudar si lanzarla, en una búsqueda de la perfección inexistente", explica. Esto puede encarecer el producto, retrasar el lanzamiento o afectar al humor general de los trabajadores.

2. Catálogo

Es peligroso que la empresa no se centre en el catálogo. Son varios los errores que la compañía puede cometer en este campo, desde centrarse más en el valor del producto que en el margen de beneficio, desconocer la perspectiva de venta, no saber cuál es la parte del catálogo que más ingresos o beneficios va a generar, o no realizar comparativas de precios.

3. Marketing

Sin marketing no se vende. Todas las estrategias en este campo son válidas siempre que sean coherentes con las posibilidades de la impresa en inversión, logística y capacidad de lucha por el precio. "Un ejemplo típico es que si en nuestro análisis del catálogo vemos que tenemos una parte de él que es más caro que nuestra competencia lo inteligente sería no hacer campañas de pago para esta parte, ya que quemaremos dinero que necesitamos en aquella parte que sí es competitivo", explica Bosch.

También es habitual la creencia que comprando unos links ?mágicos? hacia nuestra web te posicionas. Lamentablemente esto requiere algo más, no tanto un esfuerzo económico sino de trabajo y estrategia.

Y es que expandir una marca por internet requiere crear tu propio contenido y lograr que hablen de la compañía. Actualmente hay formas muy económicas de hacer contenido, sea escrito, gráfico o vídeos, los cuales aprovecharemos para alimentar nuestras redes sociales y ofrecer a terceros para su difusión. No existe una fórmula para tener éxito en un proyecto empresarial y mucho menos para tener éxito. "Me atrevería a decir que sí hay una fórmula para fracasar en internet: gastar más de lo que se debe en plataforma (no me refiero precisamente en adaptación) y pensar que cuantas más cosas tenga la tienda será mejor", declara Bosch.

Otro error es no guardar dinero suficiente para el marketing y cuando se realiza dicho marketing no se tenga en cuenta el efecto branding (confianza, etc.), que es lo que te ofrecen prensa y influencers. Realizar trabajos habituales de SEM, SEO, etc. sin centrarlos en la parte más rentable de nuestro catálogo.

Es por ello que sería recomendable realizar una mínima hipótesis con tres posibles escenarios (pesimista, realista y optimista) sobre una estimación de tráfico pagado en base a los volúmenes de búsqueda y capacidad de conversión, teniendo en cuenta que el límite de una venta por internet es que el coste de adquisición debe ser inferior al margen (aún ser obvio, es habitual caer en este error).