Ignacio Campoy (FU): "Con la IA cualquier empresa de Formación Profesional aspira a un mercado global"
Juan Esteban Poveda
Ignacio Campoy, CEO de Formación Universitaria, ha desarrollado prácticamente toda su carrera profesional de casi cuatro décadas en el mundo de la formación a distancia. Desde los tiempos de los manuales y carpetas intercambiables enviadas en un paquete postal a los alumnos. En su empresa fueron pioneros en el uso de la web. Ahora habla con pasión de las posibilidades que ofrece la Inteligencia Artificial a su sector. Con sede en Sevilla, 23 años de experiencia a sus espaldas, más de 170.000 alumnos formados, 155 trabajadores fijos y entre 130 y 140 colaboradores para atender a más de 8.000 alumnos por curso, aspira ahora a ser uno de los players en el mercado global.
¿Qué volumen de facturación alcanzan?
El año pasado alcanzamos los 10 millones de euros a pesar de un cambio en los modelos de facturación. La previsión para este año es similar, con la perspectiva de que el próximo ejercicio crezca bastante por el incremento actual en el número de matriculaciones. A lo largo de nuestra trayectoria hemos formado a 170.000 alumnos, y ahora estamos en el entorno de 8.000 anuales. Básicamente son alumnos de España pero el modelo on line nos permite llegar a alumnos que proceden de hasta 88 países. Estamos enfocados en productos de formación para la obtención de certificados de profesionalidad y formación profesional de personas que por un motivo u otro no obtuvieron un título. Son personas que tienen que pagar el curso con sus recursos propios, con un target de edad 20 a 30 años, de 30 a 40 y de 40 a 50 al 30% más o menos en cada uno de esos tramos. Ofrecemos entre 500 y 600 programas formativos.
¿Cómo era su situación antes de la pandemia? ¿Supuso un punto de inflexión en el negocio?
En ese momento ya éramos una institución académica muy estable en todas las estructuras de número de alumnos y de facturación. El refrán que dice que el que pega primero pega dos veces aquí se cumplía, estábamos en una línea estable con velocidad de crucero. Y llega la pandemia y como empresa, creo que como todos, tuvimos miedo. Lo que hicimos rápidamente fue mandar directamente a todo el mundo en casa, e implementar algo que nosotros nunca habíamos hecho para nosotros, pero que sí llevábamos ya tiempo haciendo para los alumnos, que era el modo teletrabajo. Ya teníamos un expertis en el modo de operar directamente con el alumno a distancia, pero no teníamos experiencia en trabajar así. Implementamos las herramientas para poder trabajar en modo remoto. Mientras, la población estaba en su domicilio confinada y empezó a formarse de manera seria. Las matrículas se dispararon sin que nosotros hiciéramos nada nuevo.
Nuevo escenario
¿Y qué cambió en el sector?
Lo que pasó fue que entraron en el sector fondos de inversión del tamaño de KKR, CBC o a nivel nacional Magnus o Capsa. Hay un apetito voraz de los fondos por la formación profesional. De hecho adquirieron o entraron en buena parte de las instituciones académicas con las que competimos. Desde la irrupción de los fondos, es un sector más profesionalizado. Es evidente que su entrada ha afectado a la política de producto y precio.
Ignacio Campoy con varias de sus publicaciones.
¿El mercado ahora va a ser global?
Sí. Los fondos tienen un pensamiento global, y se han dado cuenta de que la experiencia y el conocimiento que tienen las empresas españolas educativas va como 20 años por delante de lo que hay en Latinoamérica, por poner un ejemplo. Las empresas de formación norteamericanas no han desembarcado a gran escala en Latinoamérica, la han mirado como un hermano pequeño. Tenemos ahí un mercado de 500 millones de hispano parlantes, pero con la IA el mercado es planetario. Vamos a competir no solo con las empresas de nuestro territorio. El último informe de la asociación nacional de los centros de enseñanza a distancia indica que en el año 2030 el sector va a facturar un trillón, tres veces más de lo que está facturando ahora mismo, lo que explica el interés de fondos de primer nivel.
¿Entran ustedes en rondas de financiación o recurren a financiación externa?
Dentro de los grandes players que hay a nivel nacional, somos una excepción y mantenemos la misma estructura accionarial desde el principio, en el año 2001, cuando a mi me contacta un empresario de la construcción que pretendía diversificar. Hemos crecido porque sabemos trabajar muy bien nuestro segmento. Tenemos endeudamiento cero. Siempre hemos buscado crecer a pulmón y nunca hemos entrado en rondas de financiación ni hemos buscado financiación externalizada de entidades financieras. Ni siquiera hemos acudido a licitaciones públicas de cursos de formación, salvo en un caso. Estamos muy enfocados en satisfacer necesidades de alumnos finales, que nos pagan directamente por el producto o servicio. Siempre nos hemos dirigido al cliente final y no vamos a entrar en el B2B a través de las áreas de formación institucionales o corporativas.
Demanda
¿Cuáles son las materias que tienen más demanda?
La principal demanda está en el sector de la sanidad. Del 50 al 60 por ciento de nuestros alumnos se mueve en el ámbito de la sanidad, aunque no somos especialistas en una única área. La demanda de formación en temas de sanidad viene por dos cuestiones principales: la población española envejece y evidentemente eso conlleva directamente el crecimiento de todo el sector sanitario. Pero también está ocurriendo que profesionales de este sector emigran a países de la Unión Europea que están pagando más que aquí, dejando un hueco importante de profesiones y de actividades laborales que están sin cubrir porque no hay personas formadas para esos puestos.
¿Cómo se están adaptando a la Inteligencia Artificial, cloud, big data y nuevas tecnologías disruptivas? ¿Hay demanda de formación en esas materias?
Por supuesto, todo lo que tiene que ver con la IA tiene mucha demanda. Y también en ciberseguridad, con posiciones muy demandadas por las empresas. Disponemos ya de material formativo adecuado, pero cuando hablamos de inteligencia artificial tenemos que considerar que todavía hay un vacío en el efecto regulador. En breve, cuando se cubra ese vacío, se va a delimitar el campo de juego para las profesiones a las que afecta. Pero también nos estamos adaptando a la inteligencia artificial nosotros en nuestro procesos. Doy un ejemplo muy claro: antes preparábamos una píldora formativa para cualquier materia, pero para trasladarla a otro idioma teníamos que contratar a un profesor que la preparase en esa lengua, o a un traductor, lo que hacía que algunos de esos cursos fueran inviables por su coste y por el tiempo de elaboración de materiales. Hoy un profesor te graba esa píldora formativa en su lengua materna y la propia herramienta directamente la traduce. Esto te abre un campo de actividad empresarial y de competitividad brutal. Tanto a nosotros como a nuestra competencia.
Precio
¿Hay formación profesional on line de calidad a un precio asequible?
Si hablamos de formación presencial, un grado medio o un grado superior que se cursa en un entorno privado ronda los 12.000 euros. Nosotros ese mismo programa que el alumno puede hacer ajustándose a sus necesidades y sus tiempos, con todos nuestros servicios y productos, lo puede conseguir por 3.000 euros. Hay otros centros con precios cercanos a los nuestros en torno a los 5.000 euros. ¿Tirar los precios? Es inviable porque cuando tienes un programa formativo de 2.000 horas y tienes que dar una prestación acorde a ese volumen de horas no puedes bajar más. Nuestro producto está en los mismos precios, con cuotas de entre 120 y 180 euros, que pueden tener niveles de formación similares en Latinoamérica, como pueden ser allí las maestrías.
¿Cómo se explica la distancia entre lo que demandan las empresas y lo que se imparte en la formación reglada?
Las empresas tienen necesidades reales, y la estructura académica se decide a través de un tripartito que tiene que sentarse, negociar … Los certificados de profesionalidad que se hicieron en el año 1993 cuando Javier Arenas Bocanegra era ministro de Trabajo han tardado casi 30 años en renovarse. La vida va de una manera y toda la estructura académica va de otra. Por eso el mercado lo que demanda es algo más ágil y más adaptado al momento, como son las acreditaciones de competencias profesionales. Los certificados de profesionalidad tienen además el problema de que micoespecializan a un trabajador de nivel 1 ó nivel 2, lo que no tiene sentido. Lo puede tener para un trabajador de alta tecnología, temas de investigación … pero no para niveles 1 y 2.
¿Menos títulos y más competencias profesionales?
Hoy en día hasta las universidades están creando sus institutos de Cualificaciones Profesionales para formar a los alumnos en habilidades y en competencias profesionales. Empresas como Google, Amazon, Facebook que son actores multinacionales, ya no contratan por título universitario sino que también contemplan habilidades y competencias profesionales Son cuestiones que hoy en día están integrando en la enseñanza primaria o en la escuela básica, como el trabajo en equipo, inteligencia emocional, liderazgo, asertividad etc. Nosotros tenemos un área de formación continua y permanente para todos nuestros alumnos, y los formamos en esas habilidades y en esas competencias. Antes, normalmente un alumno hacía un programa formativo de larga duración y terminaba la relación contigo cuando tenía su título. Pero te das cuenta que la empresa quiere inteligencia emocional para el trato con el paciente, o personas con conceptos de prevención de riesgos laborales dentro del entorno sanitario, o sobre cómo transmitir malas noticias a los familiares del paciente y al propio paciente, cuestiones que hace años no se contemplaban.