Empleo
¿Te sientes cabreado en el trabajo? Así te afecta según la ciencia (y no todo es malo)
- Un estudio puso a prueba a varios trabajadores a distintos niveles de enfado
- Los resultados contradicen gran parte de lo que se cree, pero solo hasta cierto umbral
- 4 de cada 10 españoles sufren burnout en su trabajo
Víctor Millán
Por fortuna, en la actualidad se habla más que nunca de salud mental, muchas veces también ligado al mundo laboral. Estrés, burnout y mal ambiente se han convertido en objetos de debate constante por el bien de todos. Ahora, un nuevo estudio ha intentado trazar cómo nos afecta realmente. Y sí, nos afecta para mal, como ya sabíamos, pero hay alguna sorpresa.
La ira o el 'cabreo' puede ser útil en ciertos momentos y de formas específicas en el lugar de trabajo. Incluso podría hacerte mejor en tu trabajo, sugiere el nuevo estudio que probó a personas enojadas en diferentes estados emocionales realizando tareas que requerían habilidades de resolución de problemas y de respuesta rápida.
Publicado en la revista Journal of Personality and Psychology, el estudio dice que la ira puede ayudar a las personas a realizar tareas desafiantes de manera más efectiva que otras emociones.
"En todos los estudios, cuando las personas estaban iracundas, lo hacían mejor para alcanzar su objetivo", dijo la autora principal Heather Lench, profesora de ciencias psicológicas y cerebrales en la Universidad de Texas A&M, quien agregó que definitivamente cree que esto "es aplicable al trabajo".
Así se hizo el estudio
En una prueba, los investigadores pidieron a los sujetos del estudio que resolvieran rompecabezas de palabras después de inducir un estado emocional (ira, excitación, diversión o tristeza); los participantes que estaban enfadados resolvieron más rompecabezas que cualquiera de los otros y mostraron una mejora de casi el 40% sobre aquellos en la condición neutral. El efecto sólo fue evidente para rompecabezas desafiantes; no hubo beneficio de estar enojado en pruebas que involucraban rompecabezas simples.
En otras pruebas, los sujetos del estudio que estaban enfadados eran mejores para evitar obstáculos en un videojuego, porque la ira acortaba su tiempo de reacción. En otro lugar, los participantes a quienes se les dijo que sufrirían un golpe financiero eran más propensos a tratar de prevenirlo si estaban enojados, como por ejemplo firmando una petición, y los participantes indignados por los resultados de una elección eran más propensos a votar en las elecciones subsiguientes.
La teoría de la ira
Estos hallazgos están en línea con una teoría de la ira anterior, explica Lench a la revista Fortune. "Nos sentimos enojados cuando hay una diferencia entre lo que queremos y lo que tenemos, y hay un obstáculo en nuestro camino", dijo.
"Las respuestas que son parte de la ira, como la excitación física, la atención más alta, deberían ayudarnos a resolver esa discrepancia y deberían ayudarnos a conseguir lo que queremos", sostiene.
El lado positivo de la ira
Los hallazgos de Lench se suman a un creciente cuerpo de investigación que muestra que la ira a veces (y solo a veces) puede tener beneficios inesperados.
Recibir comentarios malhumorados en una tarea de generación de ideas impulsó a los participantes a generar más ideas y más creativas, según un estudio de 2010.
Investigaciones más antiguas han demostrado que mostrar ira visible en las negociaciones puede ser beneficioso para la parte o la persona que se indigma: su contraparte está más dispuesta a hacer concesiones cuando se enfrenta a alguien que está genuinamente enfadado.
No hay que perder la vista sobre sus problemas
Pese a esto, los expertos también señalan que no hay que perder la perspectiva: no todas las reacciones a la ira son positivas.
La ira también puede hacer que las personas sean más propensas a hacer trampa, como mostró otra de las pruebas de Lench, especialmente en sectores con alta presión donde los trabajadores son pagados en función del rendimiento y donde la supervisión es escasa. Y demasiada ira, por supuesto, puede ser una vía rápida para ser despedido o, desde luego, no ser nada feliz en el trabajo.