Empleo

Una jornada laboral que incluya el desplazamiento a la oficina: ¿el futuro de la era postpandemia?

  • Los trabajadores no quieren dedicar horas extra a ir a la oficina
Hombres de negocios esperando al tren en una estación de metro de Londres. Foto: Alamy

Marta González

Hasta marzo de 2020, desplazarse al lugar de trabajo se asumía como algo normal. Siempre se había hecho así. Sin embargo, la llegada de la pandemia y el teletrabajo ha hecho que muchos empleados cuestionen si la dinámica hasta el momento imperante es la que más se ajusta a sus necesidades. El trabajo ha dejado de ser el eje de sus vidas. Así, mientras que cada vez más empresas piden a sus trabajadores que vuelvan a las oficinas, estos no le ven sentido a dedicar 1 o 2 horas de su día a desplazarse. Ante esta situación, una posible solución sería que el tiempo de desplazamiento pase a formar parte de la jornada laboral.

Es algo que están planteando trabajadores de multitud de empresas, incluso de las más grandes. Ejemplo de ello son los empleados de Apple, quienes respondieron a la carta de la compañía en la que les comunicaban el regreso a la oficina con otra en la que expresaron sus preocupaciones respecto a este tema. Ellos, y muchos otros, lo que proponen es que el tiempo de desplazamiento entre dentro de su jornada laboral. De esta manera, si tienen jornadas de 8 horas y tardan dos horas entre ir a la oficina y volver, trabajarían 6 horas

Esta postura no es exclusiva de los trabajadores. Tanto psicólogos como economistas llevan años diciendo que los largos desplazamientos "son la condición más inmisericorde de la vida diaria", señaló recientemente Richard Florida, profesor de gestión de la Universidad de Toronto, a The Wall Street Journal. Por ese motivo, añadió, es lógico que la gente quiera evitarlos.

Aunque no hay demasiados precedentes de empresas que cuenten los desplazamientos como parte de la jornada laboral, sí existen leyes que podrían servir de base para este supuesto. Desde 2016, la Unión Europea cuenta con una legislación que establece que las empresas que exigen a los trabajadores realizar visitas a sus clientes están obligadas a pagarles el tiempo de desplazamiento, el cual computa como parte de la semana laboral y no puede sobrepasar las 48 horas, según publica Quartz.

Más extendido está que las empresas asuman el coste económico de los desplazamientos, bien sea reembolsando directamente a los trabajadores el gasto en gasolina, bono transporte o el alquiler de la plaza de aparcamiento, o en forma de prestaciones.

No obstante, contabilizar el tiempo de desplazamiento como parte de la jornada laboral podría perjudicar a más de un trabajador. De convertirse en algo obligatorio por ley, las empresas podrían optar por contratar a empleados en función de su lugar de residencia, priorizando aquellos que tarden menos en llegar a la oficina.

Pese a esto, es evidente que se trata de una cuestión con bastante recorrido por delante. Los CEOs de grandes y pequeñas empresas deben sopesar qué les compensa más: tener a sus trabajadores en las oficinas -aunque eso suponga que estén más cansados y, en algunos casos, de peor humor tras aguantar un atasco- o reducir las jornadas laborales ganando en productividad.