Editoriales

Hacia un mercado menos transparente


    elEconomista.es

    Mifid II revoluciona el análisis financiero. La directiva obliga a delimitar cuánto cuesta ese servicio y quién lo paga, los partícipes de fondos o sus gestoras. Éstas prefieren asumir el coste, para ser competitivas y, con objeto de minimizarlo, trabajan sólo con casas de análisis globales de grandes bancos. Por ello, los asesores de mediano tamaño desaparecen y cerca de un 40% de las cotizadas españolas han dejado de tener seguimiento.

    Se corre así el riesgo de que sectores enteros queden en la oscuridad, debido a que su alta especialización les impide entrar en el radar de las grandes casas de análisis. Urge actuar contra este preocupante efecto colateral, que distorsiona la razón de ser de Mifid, ya que esta directiva nació para hacer más transparente el mercado.