Editoriales

La discriminación que lastra las VTC

    Imagen: Getty.

    elEconomista.es

    Los aeropuertos españoles han sido un escenario frecuente de la hostilidad del sector del taxi hacia los conductores con licencia VTC para el transporte de pasajeros, ligados a plataformas como Uber y Cabify. Poco importa que los vehículos VTC se hallen en esas instalaciones en una situación de clara desventaja respecto a los taxis.

    Estos últimos cuentan con paradas junto a los principales accesos, mientras que Uber y Cabify estacionan sus coches en plazas que alquilan dentro de los aparcamientos públicos de los aeropuertos. Esa situación no ha impedido que se hayan producido agresiones a vehículos VTC en aeródromos como el de Sevilla.

    Pero las presiones del taxi parecen tener efectos también a otros niveles. De hecho, Uber y Cabify mantienen negociaciones con Aena para contar con sus propias paradas y, según denuncian, las conversaciones no avanzan debido a que el operador quiere evitar conflictos con los taxistas. En consecuencia, el único resultado de los encuentros ha sido la prórroga de los alquileres de las plazas de aparcamiento que terminaban el mes pasado.

    Ése no es un resultado satisfactorio. En pocos lugares existe una demanda tan alta de servicios de transporte como en los aeropuertos y una generación tan elevada de ingresos para quienes los ofrecen. Discriminar a los vehículos VTC en estas instalaciones constituye un perjuicio para la competencia que urge subsanar.

    Para ello, los taxistas tienen que asumir que no pueden aspirar a que los aeródromos funcionen como cotos de uso privado para la captación de clientes. También en estas áreas el sector del taxi debe esforzarse por ser más competitivo ante los nuevos jugadores que han venido para quedarse en el sector del transporte.