Editoriales
Sinsentido de eliminar el Cupo vasco
elEconomista.es
El Congreso aprobó la reforma del Concierto Vasco y el Cupo que lleva asociado. Solo dos partidos votaron en contra: Compromís y Ciudadanos. El presidente de la formación naranja, Albert Rivera, se afanó en el ataque a este régimen fiscal, que permite a Euskadi recaudar casi todos los impuestos en su territorio, al tiempo que fija el pago de una cantidad a la Administración central (el cupo) para compensar las cargas que asume el Estado en esa autonomía.
Ciudadanos cuenta con bases muy endebles para atacar este sistema, alegando los "privilegios" de los que reviste al País Vasco. Esa afirmación oculta la realidad de que Euskadi, por no pertenecer al régimen fiscal común, tiene vedados los mecanismos de liquidez como el fondo de pago a proveedores, y también la posibilidad de contar con un rescate financiero estatal.
Pero Ciudadanos aún tiene menos argumentos para sostener una posición tan extrema como abogar por la supresión del Concierto y del Cupo. Ambos fueron definidos en la Transición como fundamentales para cimentar las relaciones entre el País Vasco y el resto de España. Por ello, la Constitución los ampara. Así pues, acabar con ellos exige una medida tan excepcional como reformar la Carta Magna. Sin duda, se pueden poner objeciones al funcionamiento del sistema: los criterios que sirven para cuantificar los servicios que presta el Estado tienen que definirse mejor. Además, el proceso de renovación del régimen fiscal vasco puede acompasarse con la reforma de la financiación de régimen común y evitar el agravio comparativo que otras autonomías denuncian. Ahora bien, reclamar más transparencia al Concierto y al Cupo es una acción muy alejada del sinsentido de abogar por su supresión.