Editoriales
Las CCAA, en la buena senda fiscal
elEconomista.es
En los últimos años, las autonomías fueron el gran lastre que impedía cumplir con los objetivos de reducción del déficit. Ese rol, sin embargo, cambia. Los datos hasta julio muestran cómo estos territorios incluso arrojan un superávit conjunto de 35 millones, que contrasta con los números rojos de 771 millones del mismo periodo de 2016. No se veía un excedente positivo de las autonomías en los inicios del segundo semestre desde 2009, cuando Bruselas abrió expediente por déficit excesivo a España.
Es más, dado lo avanzado que se encuentra el año, no cabe ya esperar grandes variaciones al cierre del ejercicio. Puede afirmarse, por tanto, que en 2017 la Administración autonómica ayudará en gran medida a que nuestro país sitúe su déficit en el 3,1% que Bruselas demanda y compense la desviación con la que sorprende el Estado. Pese a su función de velar por la estabilidad, su desequilibrio escala hasta el 1,84%, superando ya el tope del 1,1%.
Sin duda, en el buen comportamiento autonómico influye el fuerte avance de la recaudación (crece a ritmos del 8%) y las liquidaciones pendientes del sistema de financiación. De hecho, en julio se acometieron los desembolsos de 2015, que supusieron casi 1.000 millones extra. Ahora bien, también resulta fundamental la contención del gasto que muestran varias autonomías, elogiada por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal.
Más allá del control que ejerce el Estado (a través de mecanismos de los pago a proveedores o el FLA), las autonomías tienen que mantenerse en esta buena senda de control de sus desembolsos. La recuperación económica no debe servir de excusa para nuevas elevaciones del gasto público que tantos problemas causaron a esta Administración en la crisis.