Las rebajas fiscales aún pendientes
elEconomista.es
En 2010, la recesión económica y el auge del déficit público embarcó a España en una espiral de subidas fiscales. El impacto recaudatorio de estas alzas, que alcanzaron a todos los principales tributos, fue muy intenso, ya que roza los 43.500 millones hasta 2016, según la Agencia Tributaria. La cifra podría haber sido todavía mayor si no se hubieran producido rebajas fiscales, especialmente a partir de 2014.
Es justo valorar esa iniciativa que tomó el Gobierno, en cuanto la situación económica la hizo posible, pero también conviene calibrar en su justa medida el alcance real que tiene. De acuerdo con Hacienda, las bajadas de impuestos suponen poco más de 10.000 millones, cuatro veces menos que las subidas.
En consecuencia, los españoles siguen pagando, de media, 23.000 millones más en concepto de impuestos que en lo peor de la crisis. Es más, el impulso destinado a bajar los tributos no se ha revitalizado en los últimos meses, pese a la fuerte recuperación económica. De hecho, los cambios pactados recientemente por PP y Ciudadanos no implican una rebaja sensu stricto del IRPF.
A su limitado alcance, se suma el hecho de que solo se modifica el repertorio de deducciones y el mínimo exento, mientras que los tipos impositivos siguen iguales. Por si fuera poco, en Sociedades se han endurecido los pagos gracias a la recuperación, en 2016, de los desembolsos anticipados.
Debe concluirse, por tanto, que una verdadera rebaja fiscal para ciudadanos y empresas continúa pendiente. La nueva coyuntura, con el PIB creciendo por encima del 3,5%, solo ha impulsado al Gobierno a permitir aumentos del gasto público; sin embargo, la prioridad debería ser moderar la presión fiscal.