Flexibilidad para la aplicación de Mifid
elEconomista.es
El sector financiero mostró inquietud sobre las exigencias de formación para sus empleados, una vez que se aplique la directiva europea Mifid II. La intranquilidad era razonable: quedan dos meses para la trasposición y existía la posibilidad de que miles de asesores tuvieran que apresurarse a contratar cursos con objeto de prepararse para un examen externo que los evalúe. La CNMV ha dado respuesta a las incógnitas y lo hace con flexibilidad.
Los propios bancos podrán impartir cursos; tendrán un periodo amplio (cuatro años) para formar a sus empleados y estos podrán permanecer en sus puestos (bajo supervisión) mientras se forman. Nada debe ya obstaculizar, por tanto, la trasposición de una directiva beneficiosa, que dotará de más transparencia al mercado.