Editoriales

El arduo camino hacia el 'Brexit'


    elEconomista.es

    La primera ministra británica, Theresa May, quiso que el inicio oficial del proceso que sacará a Reino Unido de la UE fuera algo más que un acto protocolario. No en vano la premier hizo ayer gala, en el Parlamento, de un desacostumbrado talante conciliador, con el que apeló a construir una "relación profunda y especial con la Unión" y a mantener el rol de su país como "imán del talento internacional". Sin duda, May tiene buenas razones para exhibir esa actitud.

    Los meses transcurridos desde la celebración del referéndum y la dimisión de David Cameron han bastado para demostrar hasta qué punto será difícil pilotar el Brexit. En clave interna, el Supremo británico ya propinó un revés al garantizar que el Legislativo tendría un papel fundamental en el diseño del acuerdo definitivo de desconexión. Por si fuera poco, las tensiones territoriales se reavivan, con la intención de Escocia de volver a celebrar una consulta sobre su independencia. Pero ayer quedó claro que las dificultades procedentes del exterior no son menores.

    La pretensión británica de negociar, al mismo tiempo, los términos de la separación y el nuevo status de las relaciones del país con el resto de la UE, se ha estrellado contra la oposición alemana. La postura de Berlín tiene una base sólida. La separación ya es, por sí sola, una cuestión muy compleja, solo considerando los 60.000 millones en compromisos pendientes con la UE que tiene aún Londres. Pero, sobre todo, el propósito británico de lograr un acuerdo comercial a medida, que excluya la libertad de circulación de personas, no lo tendrá fácil para llegar a buen puerto. El Brexit, por tanto, ha comenzado oficialmente, pero solo ha dado un primer paso en lo que se prevé un arduo camino.