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Reglas de reparto en entredicho


    elEconomista.es

    Cada vez que Hacienda presenta las estadísticas que desglosan lo que paga cada autonomía en impuestos frente a lo que recibe del Estado en forma de inversiones, las conocidas como balanzas fiscales, surge la polémica. Los catalanes no tardan en elevar la voz para reclamar que buena parte de su déficit se debe al mal trato recibido por el Estado, que les obliga a sostener a otros territorios.

    Las últimas cifras presentadas por Hacienda les otorgan parte de razón. La comunidad es la segunda que más paga, con 8.800 millones de euros más de lo que recibe. Madrid se sitúa a la cabeza , con un saldo fiscal negativo de 17.591 millones. Baleares (1.511 millones), Valencia (1.416 millones) y Navarra (176 millones) completan el cuadro de territorios que sostienen al resto.

    Todas ellas podrían hacerse la misma pregunta que los catalanes, ya que sus impuestos se utilizan para mantener a comunidades como Andalucía (recibe 6.154 millones), Castilla y León (4.612 millones) o Canarias (3.569 millones). La respuesta se encuentra en el fin mismo de las balanzas fiscales, que no es otro que la solidaridad.

    El reparto busca que los territorios más prósperos ayuden a los más pobres. Pero el problema no se encuentra en el loable objetivo, sino en que no se ha conseguido. Hasta el momento, las aportaciones de territorios como Madrid o Cataluña no han sacado del vagón de cola de las regiones más pobres de la UE a territorios como Andalucía o Extremadura. Los gobiernos de estas comunidades autónomas no han sabido aprovechar los repartos para generar riqueza. Esta circunstancia es la que está poniendo en entredicho unas reglas de reparto que, en estos momentos, premian a quien no se lo merece.