Editoriales

Prudencia adecuada de los Bonet


    elEconomista.es

    La alemana Henkell, integrante del gigante Doctor Oetker, ha dejado todavía más claras sus aspiraciones de hacerse con la española Freixenet, al presentar una oferta en firme por 500 millones. Es muy probable que ni siquiera una cifra tan abultada baste para facilitar una operación que se enfrenta a una dificultad de primer orden: la división que reina en el consejo de Administración de Freixenet.

    Tres familias tienen presencia en él y cada una se posiciona de diferente manera ante la operación. Por un lado, son los Hevia los que con mayor convicción la apoyan, pero sólo poseen un 29% del accionariado, frente al 42% que ostentan los Ferrer, contrarios a vender y perder el control.

    Por ello, resultará decisiva la opción que tomen los Bonet, ya que su 29% reforzaría a Hevia y allanaría el camino a Henkell. Sin embargo, esta tercera familia pospone hasta después del verano toda decisión que vaya más allá de abrir las cuentas a la alemana para que haga una auditoría de control (due dilligence) que ya está en marcha.

    Es cierto que las ventajas de la entrada de Henkell son claras, ya que se trata de una empresa capaz de dotar a Freixenet de las ventajas de una gestión de carácter más industrial en un momento delicado. No en vano la marca de cava reduce su facturación en España, frente a competidores como Jaume Serra, y también en su primer mercado en el exterior, que es Alemania precisamente. Ahora bien, son comprensibles las cautelas de los Bonet, ante la llegada de un grupo casi desconocido en España, cuya presencia aquí se reduce a las pequeñas bodegas Cavas Hill, y cuyos planes con respecto al futuro de Freixenet todavía están por concretarse.