Bajar impuestos reducirá el déficit
elEconomista.es
El presidente Mariano Rajoy presentó esta semana una ambiciosa propuesta de rebajas fiscales, que desplegaría tras el 26-J. Rajoy habló de volver a bajar los tramos máximos y mínimos del IRPF; recortar hasta 10 puntos Sociedades para las pymes y reducir también las cotizaciones sociales.
Desde múltiples sectores se critica la supuesta irresponsabilidad de Rajoy, por hablar de menos impuestos cuando aún urge reducir el déficit público. Los datos más recientes de ejecución presupuestaria parecen dar la razón a los críticos, ya que reflejan cómo los números rojos del Estado son, hasta abril, superiores en 1.460 millones a los registrados en el mismo periodo de 2015, por el peor rendimiento del IRPF y Sociedades.
Pero sólo un diagnóstico miope recomendaría paliar esa deficiencia tomando el atajo de un alza impositiva. La relación no es tan simple. Mayores impuestos implican una mayor recaudación a corto plazo, pagando el precio, a medio y largo, de entorpecer la actividad económica e incluso reducir el número de declarantes, sobre todo en los tramos más altos.
Ese fenómeno resulta letal en una economía como la española, en la que la demanda interna desempeña un papel crucial; no en vano aportó 3,8 puntos al avance del PIB en el pasado trimestre, mientras el sector exterior detraía cuatro décimas. Y nada sienta mejor a la inversión y al consumo como reducir los gravámenes fiscales.
En otras palabras, si estos bajan (como Rajoy propone), habrá una mayor actividad y ese fenómeno sí impulsará la recaudación global de las Administraciones. Si a ello se suma un eficiente control del gasto público, se dan todas las circunstancias que permitirán reducir con decisión el déficit.