Editoriales
Mayores recursos para seguridad
elEconomista.es
El asalto policial de ayer en el barrio parisino de Sant-Denis volvió a dejar claro hasta qué punto el yihadismo se ha infiltrado en el corazón de Europa y constituye una amenaza de primer orden. La eclosión de este riesgo llega en un momento delicado para la economía de la eurozona en el que, como demostraron los datos del tercer trimestre, el PIB de la Unión Monetaria estuvo cerca de estancarse bajo el peso de las incertidumbres que la economía mundial sufre desde el pasado verano.
A esas fuerzas externas, aún no dominadas, se suma ahora una amenaza interna de primer orden para Europa que ya deja notar sus efectos en el sector del turismo y tiene potencial para extenderse a los demás ámbitos de actividad. En este contexto, resulta razonable que los analistas miren hacia al BCE con la ya casi completa seguridad de que la institución cumplirá con su palabra de anunciar más estímulos el próximo día 3.
Una situación tan problemática justifica que el presidente Mario Draghi lleve más lejos que nunca su conocida proactividad, e incluso planee situar los tipos de interés en negativo. Como es previsible, los Estados tampoco pueden paralizarse ante unos ataques tan cruentos sobre su población, como los vividos en París.
Por ello, Francia ya anunció que no está en condiciones de cumplir sus objetivos de reducción del déficit público. Italia también reclamó ayer mayor flexibilidad y, fuera del euro, Reino Unido provisiona igualmente gastos extraordinarios. En todos los casos se trata de reacciones que Bruselas debe comprender, en la medida en que no cuestionan la tendencia generalizada a devolver el equilibrio a las cuentas públicas, y responden a una situación excepcional en la que la seguridad es prioritaria.