Aprovechar la nueva fortaleza
elEconomista.es
La superación de la barrera de los 1,1 billones de euros, en cuanto a volumen del PIB, supuso para España todo un acontecimiento. Ocurrió en 2008, el año en el que paradójicamente los buenos augurios que aquel hito parecía traer consigo (como la posibilidad de que España superara a Alemania en renta per cápita, según preveía entonces el Gobierno) se estrellaron contra el estallido de la crisis económica. Ocho años después, nuestro país está en condiciones de repetir la hazaña, ya que el volumen total de su producción llegará en 2016 a los 1,12 billones.
Así ocurrirá si se cumple el realista cuadro macroeconómico que sirve de base a los Presupuestos Generales recién presentados en el Congreso, y que prevé un avance del PIB del 3,3% este año y una suave desaceleración, hasta el 3%, el siguiente. Sin duda, la experiencia ha demostrado que el hecho de que una economía se convierta en billonaria con creces no es una garantía de que goce de unos fundamentos firmes. Así, esa circunstancia no libró a España de sufrir dos severas recesiones casi encadenadas, que restaron 7,5 puntos a su PIB.
Es más, en 2016, nuestro país aún presentará debilidades, como un nivel de paro que rozará el 20% y un elevado volumen de deuda pública. Es cierto que también han aflorado fortalezas, como una alta competitividad e, incluso, un superávit fiscal primario en las cuentas del Estado. Lo deseable sería aprovechar al máximo esos factores para levantar unas resistencias realmente sólidas de la economía ante futuras crisis. Para ello, son necesarias las reformas y las nuevas bajadas de impuestos, que tanto se echan de menos en las cuentas del Estado pendientes de aprobación.