Viaje en el tiempo de Wall Street: las bolsas, las divisas y la deuda regresaron este miércoles a la mañana del viernes pasado, antes de que a la hora de comer se publicara el dato de empleo de junio de EEUU. Una cifra mejor de que lo se esperaba que los inversores quisieron leer como un desincentivo para una bajada de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) en la reunión prevista para finales de este mes de julio. Una lectura, quizá, precipitada. En la primera ocasión que tenía disponible -la declaración en la Cámara de Representantes-, el presidente de la institución, Jerome Powell, encauzó la situación radicalmente asegurando que el dato de paro no cambia nada y que las amenazas conocidas están del todo vigentes. Es decir, retórica monetaria que funciona como gasolina: y vuelta a la expectativa de una reducción del precio del dinero dentro de tres semanas.
Y las bolsas a subir otra vez sin complejos. Ninguno, de hecho, ya que el S&P 500 llegó a batir los 3.000 puntos por primera vez en su historia y el Nasdaq 100 a repuntar un 1,25%, aunque posteriormente matizaron estos ascensos. También se viró en los parqués europeos, donde el Ibex 35 y el resto de referencias amanecieron cayendo, giraron tras escuchar a Powell y volvieron a entrar en números rojos en la recta final de la sesión, víctimas de los riesgos autóctonos, tras la confirmación de la debilidad de la economía en la revisión de las previsiones de la Comisión Europea.