El sector de las utilities vivió en 2018 una nueva edad de oro y son varias las causas. Por una parte, su éxito en el mercado bursátil obedece a que cada vez son más los inversores que recurren a ellas por ser uno de los sectores que históricamente mejor ha aumentado cuando el mercado entre en fase de indecisión y alta volatilidad- de ahí que el aó pasado compañías como Naturgy, Endesa, Iberdrola o Red Eléctrica escaparan de las pérdidas del 15% con las que cerró el Ibex -. A su favor está también que es un sector que pocas veces ha dado sustos en cuanto a sus políticas de remuneración a los accionistas – los previstos para este año rentan de media un 2,7% - y el hecho de que la regulación ahora sí parece que las acompaña, al menos a aquellas que están mutando su modelo hacia una transición energética más acorde con la lucha contra el cambio climático que tanto se defiende sobre todo en Europa. De hecho, mientras que los analistas empiezan a perder el interés hacia las utilities más tradicionales (ya sitúan sus precios objetivos por debajo de los actuales con la excepción de Iberdola), lo aumentan en las nuevas utilities concentradas en el negocio de las renovables