El patrón de Luxottica, Leonardo del Vecchio, empezó el año aceptando la oferta del fabricante francés de lentes Essilor para fusionar ambas compañías y crear un gigante global de la óptica, por el que la empresa gala recibiría todas las acciones que la familia Del Vecchio posee en Luxottica (su participación es del 62%) y, a cambio, los propietarios de la firma italiana pasarían a controlar entre un 31% y un 38% del grupo resultante, al que denominarán EssilorLuxottica.
El pasado 16 de enero Essilor anunció la compra de Luxottica por medio del holding luxemburgués Delfin, representante de los intereses de la familia Del Vecchio después de valorar a la firma italiana en casi 23.000 millones de euros. Si los organismos de competencia aprueban al fin la fusión, el nuevo grupo sumaría un total de 140.000 empleados y presencia en más de 150 países, así como unos ingresos multimillonarios que sólo en 2016 alcanzaron los 16.000 millones de euros contando la facturación de cada empresa por separado. Sin embargo, lo más significativo de todo es que el diseño italiano (de las gafas) continuará dominando el mundo.
Casi un año después, la operación está todavía pendiente de la aprobación de los organismos de competencia de varios países, entre ellos Estados Unidos, China, Brasil y la Unión Europea, que junto a Canadá son las cinco jurisdicciones donde la fusión debe ser ratificada para seguir adelante con la transacción. Precisamente, la oficina de competencia canadiense aprobó la unión entre ambas compañías la semana pasada, pero la UE anunció el mes pasado que retrasaba su decisión como muy tarde hasta marzo de 2018 porque ni Essilor ni Luxottica habían suministrado la información requerida por la Comisión. "El regulador europeo teme que las populares marcas de Luxottica puedan ser utilizadas para obligar a los ópticos a comprar monturas de Luxottica y lentes de Essilor en pack, excluyendo a otros proveedores de lentes", informan los analistas Aitor Ortiz y Jennifer Rie de Bloomberg Intelligence. Por el momento, once países han dado el visto bueno a la fusión, entre ellos Australia, Rusia, India y Japón.
Luxottica y Essilor se revalorizaban por encima de un 4% en bolsa el lunes pasado gracias al efecto de la reforma fiscal que aprobó el Senado estadounidense el viernes anterior. La firma francesa es la tercera compañía con mayor valor en bolsa del sector de los suministros médicos, por detrás de las estadounidenses Becton y Baxter. Sus ventas en EEUU suponen el 60% de los ingresos totales -en el caso de Essilor representan el 43,5% en Norteamérica-. Desde enero, su capitalización ha aumentado en 1.237 millones de euros, y sus acciones en la bolsa de París han avanzado un 5,5%, aunque sólo desde los mínimos anuales del pasado 24 de octubre sus títulos suben en torno a un 12,5%, hasta la zona de los 113 euros.
El consenso de mercado que recoge FactSet le otorga una recomendación de compra que se ha mantenido estable en los últimos dos años. Si su beneficio neto creció un 76% entre 2016 y 2016, las previsiones de los analistas apuntan a que seguirá aumentando sus ganancias otro 30% entre 2016 y 2020, hasta superar los 1.000 millones de euros de beneficio por primera vez en su historia. Según las estimaciones de ganancias de 2018, que se esperan de 906 millones, su multiplicador de beneficios es de 25,6 veces, ligeramente inferior a las 28,5 veces de media de las compañías del sector con un valor en bolsa por encima de los 10.000 millones de dólares.
Por su parte, Luxottica, que cotiza en la bolsa de Milán y que en mayo decidió voluntariamente dejar de cotizar en Wall Street, cede en torno a un punto porcentual en el parqué en lo que va de 2017 y desde los mínimos anuales que registró el 23 de octubre ya gana un 11,5%. Su precio en bolsa se sitúa en la zona de los 50,5 euros por título y el consenso de mercado que recoge FactSet le otorga un potencial alcista del 3,5%.
Las cifras por fundamentales de la compañía italiana son muy atractivas para los analistas que la siguen, que de momento le otorgan una recomendación de mantener. Sus ventas no han hecho más que aumentar de forma gradual desde 2014, con una subida de casi un 20%, hasta los 9.114 millones de euros estimados por el consenso de mercado. Pero la expectativa general es que continúen al alza hasta 2020, año en el que la facturación sobrepasaría los 10.000 millones. Así las cosas, su beneficio neto crecería cerca de un 29% en el periodo 2016-2020, hasta los 1.100 millones. En este contexto, y según las previsiones de ganancias del próximo año, el multiplicador de beneficios es de 24,3 veces frente a las 21,8 veces del sector, del que también forman parte LVMH, Christian Dior y Pandora.
A sus 82 años, Leonardo del Vecchio se ha puesto manos a la obra para dar un paso más en el camino que emprendió allá por 1961 cuando abrió el primer taller de fabricación de piezas para gafas de Luxottica en la villa de Agordo, en mitad de los Dolomitas. Desde entonces ha construido un imperio mundial de la óptica a base de adquisiciones que le han servido de puerta de entrada a nuevos mercados, en los que ya es el rey. Sólo de Estados Unidos y Canadá, el patrón de la firma italiana de occhiali recibió el 60% de sus ingresos en 2016, gracias a la progresiva incorporación al negocio de cadenas de distribución como Avant-Garde, LensCrafters y Sunglass Hut.
Es muy probable que las gafas que lleva puestas en este momento, si acaso lleva, hayan sido diseñadas, ensambladas y vendidas por alguna de sus marcas: Ray-Ban, Oakley o Persol. Pero si no es ninguna de éstas, existe una alta probabilidad de que se trate de Dolce&Gabbana, Ralph Lauren, Prada o Giorgio Armani. De hecho, fue en 1988 cuando el señor Del Vecchio acordó con Armani la producción de las monturas que diseña el modisto, su primera operación con una casa de alta costura, elevando de este modo las gafas desde su posición como un instrumento para corregir la vista a un accesorio imprescindible (y rentable) en la moda.
Para comprender mejor la historia de Essilor, uno de los valores de la cartera modelo de elMonitor que se incorporó este año, sólo hay que echar un vistazo a los cambios en el nombre de la compañía, que cuenta con 168 años a sus espaldas. En 1972, el fabricante de lentes oftálmicas Essel compró a su rival Silor, dando lugar a su apelativo actual. Antes, la firma francesa se denominó oficialmente Societé des Lunetiers (S&L) y fue a partir de la vocalización de esas siglas (es-el) como surgió Essel. Sin embargo, para conocer el nombre original hay que remontarse a mediados del siglo XIX, cuando la compañía nació como la Association Confraternelle des Ouvriers Lunetiers, una cooperativa obrera de los productores de anteojos, gafas y lentes (verres en francés).
De acuerdo con algunas estadísticas, una quinta parte de la población mundial utiliza gafas (unos 1.500 millones de personas) y Essilor es el mayor fabricante de lentes oftálmicas del planeta. La compañía gala es conocida por las lentes progresivas de su marca Varilux, que permiten ver a todas las distancias, así como por lentes que reducen los brillos y protegen de los rayos ultravioleta.