Los analistas recomiendan acudir a la operación, si bien la adquisición del Banco Popular no está exenta de riesgos. Los expertos no esperan un gran impulso en el beneficio por acción, pero gran parte de su futuro dependerá de los movimientos del Banco Central Europeo
Con la adquisición de Banco Popular y el comienzo de la ampliación de capital de 7.000 millones de euros, en la cuarta mayor operación de este tipo realizada en España -solo por detrás de sus propias ampliaciones en 2008 y 2015 y la de Bankia en 2013-, todo el mercado ha puesto en el punto de mira a la entidad cántabra. En las últimas cuatro sesiones se han negociado 2.800 millones de euros en acciones de Santander y ha sido el valor que más dinero ha movido durante toda la semana.
Una de las consignas más repetidas por los directivos de la entidad era la de lograr ser un banco previsible, que no diese sorpresas -negativas- al mercado. Sorpresa o no, tragar con el sapo de los 36.000 millones en activos potencialmente tóxicos del Popular -aunque sea por 1 euro- cambia las perspectivas para el banco y surgen las preguntas sobre cuáles son las claves de la ampliación de capital y del futuro del banco con su nueva adquisición.
A última hora del lunes, el Banco Santander anunció las condiciones de la ampliación de capital por 7.072 millones de euros. Los accionistas de la entidad podrán suscribir una nueva acción a 4,85 euros por cada 10 derechos, lo que supone un descuento del 19,2% sobre el precio del cierre de ese día y del 16,5% frente al del viernes. Los analistas han considerado esta rebaja más suculenta de lo previsto inicialmente y recomiendan acudir a la operación para evitar la dilución del 9,09% que supondrá para quienes no suscriban sus acciones.
Aquellos accionistas del banco que no dispongan de suficiente capital o que no quieran desembolsar más dinero: en menos de una década los inversores de la entidad cargan con una mochila de 22.000 millones en ampliaciones de capital (sin incluir el importe de los pagos en scrip), cuentan con la opción de vender derechos para acudir a la operación con el dinero obtenido y mitigar en parte la dilución.
Con los precios de cierre del viernes, un accionista con 1.000 títulos antiguos del banco tendría que colocar 836 derechos para poder comprar 16 acciones nuevas a 4,85 euros por acción -le sobrarían 4 derechos-, con lo que lograría reducir la dilución en 1,5 puntos porcentuales, hasta el 7,6%.
Con la compra de Banco Popular por un euro, las primeras reacciones de los analistas con respecto a la operación han sido positivas, pero la integración del banco no es un proceso exento de riesgos. "En el corto plazo, la incertidumbre sobre las ganancias se relaciona con los vientos en contra en la cifra de negocio y la inevitable erosión de la franquicia de Popular que habrá causado la volatilidad reciente", explican en UBS. Para Kepler "el perfil de riesgo del banco se ha incrementado".
Desde la casa francesa creen que "la transacción recuerda a otras hechas por el banco en el pasado: adquisiciones oportunistas de franquicias de baja calidad a múltiplos baratos (...), y en esas operaciones el valor en libros por acción y el beneficio por acción no crecieron mucho". Así, concluyen que "el reto de integrar Popular y hacer de él una inversión rentable no es menor".
Uno de los compromisos del Plan Estratégico del banco de cara a 2018 es lograr que su beneficio por acción (BPA) crezca a doble dígito. Antes de la operación el consenso consideraba que el banco tenía este objetivo encaminado -estimaban un aumento del 12%-, pero a falta de que se revisen todas las estimaciones no esperan que Popular suponga un impulso sensible en las ganancias de Santander.
El grupo espera un incremento en las ganancias por título del 3% en 2019, pero los analistas no son tan optimistas. "El impacto en BPA tras la ampliación de capital será marginal, del 1% en 2019", estiman en KBW. Mientras, en Norbolsa aún son más pesimistas: "Esperamos un efecto dilutivo de 2,8% en el BPA de 2019, frente al 1,7% que esperábamos antes, debido al mayor descuento ofrecido en la ampliación de capital". A nivel de beneficio neto, los expertos estiman un incremento de las ganancias del entorno de los 950 millones de euros dentro de dos años y que en el primer semestre de este año aporte entre 35 y 40 millones de euros.
Aunque de manera general los accionistas se muestran bastante optimistas con el banco -solo un 16,7% de los expertos que siguen la acción recomiendan vender-, en el peor escenario para el banco el margen de caída es considerable. De los 11 analistas que han actualizado su recomendación sobre Banco Santander tras el anuncio de la ampliación de capital, tres sitúan su precio objetivo por debajo de los 5 euros por acción, lo que implicaría una caída del 14% desde los niveles actuales. La casa más pesimista es Jefferies, que ve sus títulos en 4,33 euros: un margen de caída del 25%.
Con 4 de cada 10 analistas que siguen al valor aconsejando hacerse con sus títulos, el banco tiene la segunda mejor recomendación del sector en España -por detrás de CaixaBank y Sabadell-, con un mantener. Tras subir un 19% en el año, el consenso estima que su potencial se sitúa en el entorno del 2%, pero los más optimistas aún ven recorridos de doble dígito. Tres firmas ven sus títulos por encima de los 6,5 euros y en Alantra Equities (donde hundían al Popular) los ven en 6,79 euros, un recorrido del 17%.
Todas estas previsiones dependerán al final en gran parte de las políticas monetarias del BCE. Con el mercado ya descontando una subida de tipos en la eurozona a mediados del año que viene, la banca ha celebrado esta perspectiva, pero no será una de las más beneficiadas debido a su diversidad geográfica. De acuerdo con los cálculos de Barclays, su beneficio a nivel regional podría subir hasta un 60% en 2019 con un alza de 100 puntos básicos en el precio del dinero, pero el impulso a nivel grupal se quedaría en el 8%. En la entidad británica creen que con la adquisición de Popular el ibérico volverá a superar a Brasil como primer mercado por ganancias del grupo.