Cerca de 75 billones de euros. Ese es el dinero que según el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera movió en 2013 el conocido como shadow banking. Una cifra que superaba en aquel año la generada por el PIB de todo el mundo y que representa más de un 56% de los activos totales de las entidades financieras convencionales. En definitiva una cantidad de dinero demasiado elevada para no conocer que es en sí un término tan difundido como es el de banca en la sombra.
Se trata de "todo proceso de financiación que se produce fuera del sistema bancario ordinario". Así lo definía el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera en 2011. Un concepto que incluye a los distintos tipos de fondos de inversión y a cualquier tipo de vehículo de titulización -valores que sean respaldados por activos y que transfieren el riesgo de crédito entre diferentes inversores-.
Desde S&P dividen las instituciones del shadow banking en dos grupos: de un lado quedan los gestores de patrimonio y, en general, fondos de inversión y de otro, el resto de instituciones financieras que no son bancos. Es decir, este concepto de sistema bancario en la sombra engloba a todo tipo de financiación que no esté incluida dentro de la conocida como primera ronda de financiación -las 3Fs (Friends, Family and Fools o Amigos, Familiares y Tontos)- y sin tener en cuenta el sector bancario.
Con el paso de los años, este tipo de financiación ha ido ganando peso en el mercado. La restricción del crédito bancario durante la crisis favoreció el crecimiento de la banca en la sombra. Las empresas y las familias encontraron en el shadow banking la financiación que ya no concedían los bancos tradicionales, que representaban al inicio de la crisis el 85% de todos los préstamos.
Ahora, una vez pasados los estragos de la crisis crediticia iniciada en 2008, el sistema financiero (tanto de manera clásica como de manera menos tradicional) vuelve a gozar de un mayor dinamismo, y la financiación no bancaria se ha situado en el centro de todas las miradas.
Según los datos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, los intermediarios financieros no bancarios crecieron un 7% en 2013. Así, en Europa estos ya representan más de un tercio del total de los activos financieros. Concretamente son un 34% en el Viejo Continente, por el 33% que, por ejemplo, representan esta clase de activos en EEUU.
Las autoridades nacionales, tanto políticas como financieras, están inquietas con el crecimiento del sistema bancario en la sombra. El recuerdo de la crisis subprime está todavía muy vivo en el recuerdo de todos y resulta imposible olvidar que los paquetes de hipotecas dudosas titulizados y vendidos a entidades de todo el mundo provocaron que la crisis financiera de EEUU fuese global.
Fuentes de mercado confirman a este periódico que autoridades españolas y también europeas se han reunido recientemente con expertos en shadow banking para tratar de controlar este nuevo canal de financiación no bancario. Los expertos del sector piden supervisión, pero otras instituciones internacionales ajenas dudan si es suficiente. El FMI ha alertado que uno de los riesgos de los mercados financieros es el crecimiento de este sistema en la sombra. También han alertado de la situación las agencias de calificación crediticia: "Algunas actividades financieras están migrando al sistema financiero en la sombra, creando nuevos retos para los reguladores", indica Fitch. S&P explica que "se necesita una regulación mejor, pero que no se debe perder de vista el rol del shadow banking para la economía real, especialmente en un contexto de desapalancamiento del sector bancario".
José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi, explica que el desarrollo de la financiación no bancaria puede tener tanto connotaciones negativas como positivas. Si bien es cierto que permite diversificar las fuentes de financiación (algo que hubiera acelerado la salida de la crisis), sirve para reducir costes y es muy transparente, también lo es que muchos expertos "temen el riesgo de excesos, bajo unas condiciones financieras demasiado expansivas y ante una deuda acumulada lejos de estar ajustada", afirma Campuzano.
Por ello, empieza a ser necesaria una regulación que sirva para hacer frente al desarrollo que ha vivido este mercado: "No es un sector muy regulado" señala Josina Kamerling, Responsable de Asuntos Regulatorios de CFA Institute. "Sin embargo, yo diría que no hay que hacer una regulación estricta de la banca en la sombra, sino que se debe buscar la protección al inversor".
Y es que, "el elevado control que aplican las autoridades internacionales sobre la banca contrasta con la escasa información que se tiene sobre la banca en la sombra. No hablo de supervisión, simplemente de información", afirman desde Citi.
Esto significa que este sistema en la sombra está supliendo actividades de financiación que ahora no pueden completar los bancos, tanto para grandes empresas, como para pymes y familias. El ejemplo perfecto aparece en el mercado hipotecario de EEUU, donde entidades creadas de forma específica para el shadow banking se han impuesto sobre los bancos tradicionales. Según los datos del Instituto Americano de Empresa (AEI, por sus siglas en inglés), en 2015 el porcentaje de hipotecas financiadas en el sistema en la sombra ha superado el 50%. Este dato refleja cómo en las economías desarrolladas se ha convertido en una auténtica alternativa al sistema tradicional y, también, los vínculos que tiene cada vez mayores con la economía real. Este es uno de sus grandes riesgos. ¿Qué pasa si estos préstamos caen en mora?
Esta pregunta enlaza con el segundo gran riesgo de este sector: ¿qué protección tienen los inversores? Para vigilar los derechos de los ahorradores, es necesario generar información transparente y exhaustiva para que sean conscientes de dónde están llevando su dinero. En este reto están inmersas las autoridades europeas, mientras tanto, el sistema bancario en la sombra sigue creciendo.
También es necesario que establezcan un supervisor para este sector, ya sea una entidad comunitaria para toda la eurozona, o las autoridades monetarias. Kamerling explica que el organismo apropiado es la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés), "o una entidad similar. El problema de la ESMA es que no tiene recursos de personal suficientes para asumir esta función" indica.
La expansión del sistema bancario en la sombra ha tomado un nuevo rumbo en los dos últimos años con la irrupción del crowdfunding. Este sistema de financiación de proyectos con aportaciones de inversores ha pasado a convertirse en uno de los grandes proyectos de futuro del shadow banking. Este proyecto no es nuevo, tanto que sus orígenes los escribe la banda de rock Extremoduro en sus orígenes. A finales de los 80 vendieron papeletas de 1.000 pesetas en su ciudad, Plasencia, para financiar su disco. Posteriormente daban una copia del disco, titulado Rock Trasgresivo a cada uno de sus acreedores.
Casi cuatro décadas después, este sistema de financiación de proyectos goza de una gran popularidad. La última encuesta de CFA a sus miembros demuestra la importancia que está adquiriendo este mecanismo de financiación. Hace un año, casi ningún socio ponía el crowdfunding entre sus preocupaciones del shadow banking y en 2015, un 47% ya lo incluye. Los expertos coinciden en que es fundamental proteger al inversor con productos transparentes y, en la medida de lo posible, estandarizados.