Si el fin de semana era el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, el encargado de rebajar las tensiones comerciales de la Administración Trump con China al suspender temporalmente la imposición de aranceles al gigante oriental, hoy ha sido el propio presidente del país estadounidense el encargado de enfriar las expectativas que se habían levantado.
El magnate estadounidense ha afirmado que los 200.000 millones de déficit que él ve en su relación comercial con china deben evaporarse. Algo a lo que los principales selectivos de renta variable en Asia no ha gustado.