José Leo, director financiero de Aena, aseguró ayer que sin una participación mayoría del Gobierno español en su accionariado las operaciones futuras serían bastante más sencillas, "aunque este debate no parece estar próximo". Según el ejecutivo, un punto intermedio en ese camino hacia la desinversión sería "encontrar una estrategia con el Estado en la que no debamos preguntar cada vez que queramos realizar una operación". Aún así, "no deberíamos renunciar a otros objetivos estratégicos", dijo señalando al crecimiento internacional como uno de ellos, algo que teniendo al Estado como principal accionista es un objetivo complicado pero no imposible.
En cuanto a la retribución, Aena incidió en su política histórica de dividendos de entregar el 50% de su beneficio neto entre los inversores. ¿Aumentará ese porcentaje? "Es un debate interesante que debemos discutir con el principal accionista, que es el Estado". La participación del Gobierno hace que, además, "el componente principal de la compañía sea regulado. Las tarifas aeroportuarias son una ecuación y eso no lo cambia nadie", explicó. Ahora bien, aparte de la cifra de ingresos, que es fija, el resto va "en función de cómo gestiones tus costes, y la estructura de Aena es digna de admiración", afirmó. Eso sí, no es fácil. El negocio de las aerolíneas, dijo, "es un negocio cíclico y quien no lo entienda no va a saber llevarlo". En cuanto al margen bruto del 60%, aseguró que "no solo es sostenible sino que además debe seguir manteniéndose", y señaló al grupo español como el líder global del mercado aeroportuario.