Los bonos se mueven con los rumores y las pocas noticias que llegan de las negociaciones entre Grecia y los acreedores. Los datos de inflación, empleo y confianza han pasado a un segundo o tercer plano en las últimas semanas.
El mercado empezó la semana en modo pánico después de que el Ejecutivo de Syriza anunciase el pasado viernes que convocaba un referéndum para preguntar a su pueblo si aceptaba la propuesta de las instituciones antes conocidas como troika. Los inversores no se lo tomaron bien. Tuvieron todo un fin de semana para decidir que esa era la peor de las locuras y amanecieron el lunes poniendo órdenes de venta a sus activos.
El resultado fue media hora de locura en la apertura del mercado europeo hasta que los sistemas procesaron todas las operaciones y estabilizaron los precios. El movimiento del bono español refleja bien esta situación. Durante la apertura se intercambiaron títulos a rentabilidades muy diferentes mientras los ordenadores cruzaban todas las órdenes. En cuestión de cinco minutos se produjeron compraventa de bonos con una horquilla de rentabilidades desde el 2,1 al 2,6%, esto es, con una amplitud de 50 puntos básicos.
Esta horquilla tan grande de los precios provocó que el bono se intercambiase con la rentabilidad más alta desde agosto de 2014. También empujó con fuerza a la prima de riesgo, que llegó a cotizar en los 187 puntos, su nivel más alto desde marzo de 2014.
Después de la locura de la apertura, el mercado empezó a calmarse: la volatilidad cayó con fuerza y las rentabilidades se moderaron. Desde entonces, la prima de riesgo española se ha movido entre los 155 y los 140 puntos básicos, en un escenario de tensa calma hasta conocer el resultado del referéndum de Grecia del domingo.
Los inversores optaron por comprar bonos de EEUU esta semana. No es que sea su forma de demostrar su patriotismo antes de celebrar el Día de la Independencia del sábado, sino que aprovecharon la deuda del país como refugio ante lo que pueda pasar en Europa. El lunes, con toda la incertidumbre instalada en Atenas, la rentabilidad del T.Note cayó de golpe 15 puntos básicos desde el 2,47% en el que cerró el viernes hasta el 2,32%.
Durante el resto de la semana también tuvieron peso los datos de empleo del mes de junio, que dejaron una mejoría del mercado de trabajo más lenta de lo esperado. Otro incentivo más para que la Reserva Federal espere a la vuelta del verano antes de empezar a subir los tipos de interés.