"Estamos pasando de una era en la que la geopolítica se basaba en el poder militar convencional, hacia una era de geoeconomía, en la que los objetivos de seguridad y los intereses nacionales se luchan con los mercados, con las divisas, y con el comercio, y no con misiles, submarinos y drones". Joseph Quinlan, responsable de estrategia de mercados en Merril Lynch, explica de esta forma su visión del conflicto comercial que hay actualmente. Igual que las guerras se libran por tierra, mar y aire, en distintos frentes y con estrategias de todo tipo, en el conflicto comercial que enfrenta actualmente a EEUU y China no solo se está usando la herramienta de los aranceles: las divisas son un viejo recurso de las potencias mundiales para poder fortalecer su posición comercial.
El recuerdo de la devaluación del yuan chino en verano de 2015, y enero de 2016, todavía no se ha borrado. Este año, desde el pasado 14 de junio, por el aumento de las tensiones comerciales con EEUU la divisa china se encuentra en una espiral bajista, perdiendo un 6% frente al dólar en ese periodo, una caída más pronunciada que la que se vivió en las últimas devaluaciones, y que ha propiciado el rumor de que China podría estar utilizando su moneda como contraataque a los aranceles estadounidenses.
Con el yuan cotizando en mínimos de un año, un 3,2% por debajo del nivel al que se quedó tras la devaluación de enero de 2016, Donald Trump ha decidido dar un paso nada habitual para un presidente estadounidense, al criticar las decisiones de política monetaria que está tomando la Reserva Federal (Fed), interfiriendo, aunque no sea oficialmente, en un organismo que siempre se ha caracterizado por su independencia en el gigante norteamericano. "No estoy nada contento" con las subidas de tipos, señaló el presidente en una entrevista en la CNBC. Posteriormente, el viernes 20 de julio, Trump tuiteó que "endurecerla [la política monetaria] daña todo lo que hemos logrado", una crítica que parece esconder un intento por parte del presidente de debilitar el dólar (tipos de interés más altos fortalecen a la divisa).
César Pérez, director de inversiones global de Pictet WM, explica sobre la reacción del presidente que "quizás la fuente de infelicidad de Trump es la debilidad de otras divisas. Sus comentarios sobre tipos de interés de la Fed han dado un respiro a las monedas emergentes, aunque no al renminbi, que ha seguido mostrando debilidad. Aunque no hay pruebas de que las autoridades chinas quieran deliberadamente debilitar su moneda, a su economía le favorece que su divisa caiga, siempre que no conlleve fuga de capitales a gran escala", añade Pérez.
China ha negado esta semana su interés en devaluar la moneda; su portavoz de exteriores, Geng Shuang, declaró el pasado lunes, según publica Bloomberg, que "el tipo de cambio del yuan se determina por el mercado", descartando que el Gobierno haya sido el responsable de la última gran caída, a pesar de que controlan el precio de apertura en la sesión de su divisa frente al dólar.
Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión de BlackRock, no cree que las pérdidas que ha experimentado la moneda tengan que ver con una devaluación para luchar contra Trump: "Consideramos que el yuan se depreciará de forma moderada debido a la ralentización del crecimiento, al desapalancamiento financiero y al recrudecimiento de las tensiones comerciales. China confiará principalmente en sus herramientas fiscales y monetarias, más que en su divisa, para gestionar cualquier tipo de frenazo".
También hay voces que señalan que la última caída del yuan responde a un deterioro en la situación económica del país. De hecho, si se atiende a los datos macro que ha publicado el país asiático en el último mes, se aprecia una debilidad mayor de la esperada en las encuestas PMI de fabricación durante el mes de junio, y un dato de producción industrial muy por debajo de lo previsto.
Cabe señalar también que el dólar no es la única divisa frente a la que sufre el yuan durante las últimas semanas: desde el 14 de junio la moneda china cede al menos un 3% en todos sus cruces más negociados, con pérdidas del 7,2% frente al euro, cerrando en los 0,125 euros por yuan, un nivel que roza los mínimos de casi un año en ese cruce.