La próxima subida de tipos de la Fed y la debilidad de la demanda china llevan a muchas monedas a mínimos históricos y el temporal puede complicarse todavía más en los próximos meses.
Como si de una ciclogénesis explosiva se tratase, las divisas conocidas como commodities, esto es, las que están muy vinculadas a las materias primas, reúnen en estos meses todas las condiciones atmosféricas para sufrir la tormenta perfecta. La mayor parte son monedas de países emergentes concentrados en dos regiones, Latinoamérica y Oceanía.
Tan severo está siendo el temporal que algunas de estas divisas han caído a mínimos históricos contra el dólar. Un buen ejemplo es el peso mexicano, que el hoy marca nuevos mínimos históricos frente al billete verde: cada dólar cuesta ya más de 16 pesos.
Cada día que pasa es uno menos para que la Reserva Federal (Fed) realice su primera subida de los tipos de interés en casi una década. La entidad se reunirá la próxima semana, pero lo más probable es que mantenga sin cambios el precio del dinero hasta el próximo mes de septiembre. El mercado ya está descontando esta fecha con una fuerte subida del dólar, lo que perjudica a los países exportadores de materias primas, ya que cada subida del billete verde pasa factura al precio de las commodities. De este modo, la balanza por cuenta corriente de estos países se deteriora más rápido (sus exportaciones se pagan a un precio menor), lo que contribuye a debilitar más a sus divisas en un círculo perverso en el que llevan inmersas varios trimestres. Todos estos países, desde los que exportan recursos energéticos, hasta los que venden materias industriales, pasando por los productos de agricultura, han visto cómo su divisa se depreciaba contra el dólar. Sólo ha podido salvarse el rublo ruso, que en 2015 rebota un tímido 1,5%, eso sí, después de desplomarse en 2014 más de un 43%.
Según las estadísticas oficiales, la economía china creció un 7% interanual en el segundo trimestre del año. Un dato que sorprendió a los analistas, no sólo porque supusiese acelerar su expansión desde el 6,8% de los tres meses anteriores, sino por la debilidad que refleja en los últimos meses. La demanda está estancada después del frenazo del consumo minorista y la inversión de la industria pesda. Algunos indicadores no oficiales reflejan bien esta situación, como es el precio de las materias primas. China es el gran consumidor del mundo de recursos, pero en los últimos meses, la demanda está aletargada, lo que golpea gravemente a los precios. Los principales metales industriales cotizan en su nivel más bajo en 5 años, desde el desplome posterior a la quiebra de Lehman Brothers.
De esta forma, el dragón asiático pone la segunda parte de la ecuación para conseguir la tormenta perfecta sobre las divisas commodities. Las exportaciones a China son menores y, además, se pagan a precios más bajos, lo que contribuye a un rápido deterioro de la cuenta corriente del país productor de materias primas y acelera la depreciación de su divisa.
Brasil es el ejemplo perfecto. La cuenta corriente del país se ha deteriorado hasta el punto de cerrar el primer trimestre del año con un déficit que alcanza el 4,58% del PIB, el mayor deterioro de la serie histórica que arranca en 1995. El problema de las divisas commodities va más allá de los países emergentes y afecta a todos los grandes exportadores de materias primas, aunque se trate de países desarrollados. De este modo, tanto el dólar australiano como el neozelandés han caído hasta mínimos del año 2009 contra el dólar.