Quien intente interpretar las cuentas de 2017 que este miércoles presentó Meliá estudiando solo y estrictamente las cifras podría caer en el error de ver cierta mesura en el crecimiento del grupo hotelero, que alcanzó un ebitda (beneficio bruto de explotación) de 310 millones, en línea con las estimaciones y un 8,6% por encima de los 285,6 millones de 2016, y un revPAR (ingresos por habitación disponieble) de 71,5 euros, que mejora en un 1,4 por encima el dato del ejercicio anterior.
El mercado ha ido más allá y ha comprado el mérito de Meliá para lograr estos resultados con distinos aspectos claves en contra (como la fortaleza del euro, el impacto de los huracanes en el Caribe y el conflicto secesionista en Cataluña), y se relame con las perspectativas de los próximos años, hasta el punto de que las acciones de la compañía que dirige Gabriel Escarrer repuntaron un 7,7% tras la publicación de las cuentas, y ya rebota un 12% desde los mínimos del año, luciendo, además, la recomendación de compra más clara de Liga Ibex de elEconomista, el ranking que permite detectar qué valores cuentan con el mayor respaldo del consenso de analistas.