Quien intente interpretar las cuentas de 2017 que este miércoles presentó Meliá estudiando solo y estrictamente las cifras podría caer en el error de ver cierta mesura en el crecimiento del grupo hotelero, que alcanzó un ebitda (beneficio bruto de explotación) de 310 millones, en línea con las estimaciones y un 8,6% por encima de los 285,6 millones de 2016, y un revPAR (ingresos por habitación disponieble) de 71,5 euros, que mejora en un 1,4 por encima el dato del ejercicio anterior.
El mercado ha ido más allá y ha comprado el mérito de Meliá para lograr estos resultados con distinos aspectos claves en contra (como la fortaleza del euro, el impacto de los huracanes en el Caribe y el conflicto secesionista en Cataluña), y se relame con las perspectativas de los próximos años, hasta el punto de que las acciones de la compañía que dirige Gabriel Escarrer repuntaron un 7,7% tras la publicación de las cuentas, y ya rebota un 12% desde los mínimos del año, luciendo, además, la recomendación de compra más clara de Liga Ibex de elEconomista, el ranking que permite detectar qué valores cuentan con el mayor respaldo del consenso de analistas.
El consejero ejecutivo reconocía en una entrevista publicada por este medio en enero el viraje hacia un modelo de gestión (evitando la propiedad o el arrendamiento del inmueble) más sostenible. Desde Bankinter creen que "esta estrategia, focalizada en aumentar los niveles de eficiciencia y la rentabilidad, han contrarrestado el impacto negativo de estos imprevistos y, además, esta transformación la hace más resiliente ante nuevas recesiones del ciclo".
En este sentido, un tercio del ebitda ya procede del segmento de gestión, algo que se seguirá fomentando en los próximos ejercicios. De hecho, la propia compañía prevé abrir 67 nuevos hoteles hasta 2020, de los cuales 55 serán utilizando este modelo y ninguno será en propiedad.
Uno de los impactos que Meliá consiguió amortiguar con esta estrategia es la fuerte depreciación del dólar frente al euro en 2017, porque, como admite el propio Gabriel Escarrer, "el grupo es una compañía dolarizada basada en la eurozona, ya que más del 55% de los ingresos son en dólares". Y, según añade, "el porcentaje del billete verde seguirá incrementándose en la cifra de negocio y puede convertirse en un 65/70% en los próximos años". En cifras, el impacto es de 1,3 millones de euros en el ebitda anual por cada céntimo de variación del cruce euro/dólar si ocurre en el primer trimestre, el más fuerte del año por el Caribe, y en 1,2 millones durante el resto del ejercicio.
El euro se apreció 14,88 céntimos frente al dólar en 2017, 1,35 céntimos en los primeros tres meses del año, lo que se traduce en 18 millones de euros menos de beneficio bruto y en 11,5 millones de ganancias netas. "Es cierto que el tipo de cambio juega un papel muy relevante, aunque también me da mucha seguridad depender de una divisa tan robusta como el dólar", defiende Gabriel Escarrer.
"Los resultados han sido buenos", reconocen los analistas de Banco Sabadell y Bankinter, "aunque no exuberantes", matizan estos últimos. Más allá del crecimiento de las ganancias, el mercado ha valorado también la recuperación de los márgenes, que se han situado en el 16,5% (90 puntos básicos más que el año pasado), aunque todavía lejos de los conseguidos en 2008, por encima del 21% sobre el beneficio bruto.
Por otro lado, "las remodelaciones y los reposicionamientos hacia segmentos superiores han permitido aumentar la rentabilidad de su negocio", valoran desde Bankinter. Esta rentabilidad, medida en ingresos por habitación disponible (revPAR), se ha incrementado hasta los 71,5 euros y, además, los expertos prevén que este ejercicio se amplíe hasta los 88,4 euros, lo cual sentaría un récord histórico para el grupo hotelero.
Aunque hasta ahora, el mercado asiático sólo aporta el 4% del beneficio bruto de la compañía, la obsesión de Escarrer es crecer en un área geográfica que "ofrece unas posibilidades tremendas". Este deseo queda reflejado en que 1 de cada 3 hoteles que Meliá tiene previsto abrir de cara a 2020 se localizarán en el Sudeste asiático (todos ellos bajo el modelo de gestión). Así, el vicepresidente de la hotelera espera que el peso de este segmento alcance, "al menos, entre un 10 y un 15% del ebitda a medio plazo".