Las empresas españolas, líderes en prestigio verde
- Se ha impulsado la preocupación por el cambio climático
Gonzalo Urdiales
El año pasado fue el más caluroso en el registro histórico, que se remonta a 1880. Un hito no exactamente sorprendente, habida cuenta de que, hasta entonces, esa distinción le correspondía al año 2014. Sin embargo, el hecho de que la temperatura del planeta fuera en 2015, de media, 0.9 ºC superior a la media de todo el siglo XX sí fue notable.
Constataciones como las anteriores han impulsado de forma apreciable la preocupación por el cambio climático en todo el mundo. La reducción de emisiones, tanto a nivel país como en el ámbito de las familias y las empresas, ocupa hoy un lugar destacado en la agenda política internacional.
Una de las métricas más empleadas a este respecto es la llamada huella de carbono, que refleja el total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causadas por un individuo, evento, producto u organización.
La reducción de emisiones es, pues, la principal vía de acción en este campo, y las empresas españolas han hecho importantes esfuerzos en la última década para recortar la producción de gases contaminantes. Es, cabalmente, uno de los rasgos más sobresalientes de lo que se ha dado en llamar marca España.
Proyectos de referencia
Una manera de ver este compromiso consiste en observar el número de adjudicaciones de proyectos internacionales por parte de las empresas españolas. Un ejemplo es la construcción del complejo eólico marino de East Anglia One, encomendado por el Gobierno británico a Iberdrola y la sueca Vattenfall.
Ubicado en aguas del Mar del Norte, este parque marino será uno de los más grandes del mundo, con una potencia instalada de 1.200 megavatios (MW).
España ostenta un papel de liderazgo en generación renovable, con exponentes como Acciona Energía: opera 217 parques eólicos en todo el mundo, que suman cerca de 7.000 MW; tiene, además, 80 centrales hidroeléctricas, seis termosolares, una de las mayores centrales de energía solar fotovoltaica del mundo y tres plantas de biomasa. Hoy construye el primer parque eólico de Costa Rica.
También Gamesa, multinacional española de referencia en la fabricación de turbinas de viento, desarrolla y opera parques eólicos dentro y fuera de nuestras fronteras.
Otra española, Técnicas Reunidas, en consorcio con JJC Contratistas Generales, diseña y construye una nueva central de generación de energía eléctrica en el sur de Perú, por importe de 176 millones de euros. Además, es responsable de la conversión a ciclo combinado de una central eléctrica en la República Dominicana.
Alrededor de 300 empresas forman parte de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). Se trata de un sector muy internacionalizado, ya que más del 50% desarrolla algún tipo de actividad en el extranjero. No obstante, atesoran una dilatada experiencia acumulada dentro de nuestro país: en España hay más de 60.000 instalaciones solares de producción de electricidad, con 4.500 MW de potencia.
La mayor planta fotovoltaica de Latinoamérica es española y nuestro país es el principal impulsor de la producción de energía fotovoltaica en Oceanía.
Pero no sólo las energías renovables se han aplicado a rebajar sus emisiones. Las empresas españolas productoras de acero para la construcción han sido las primeras del mundo que, en su sector, han adoptado una estrategia de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) mediante la creación de la Marca Sostenibilidad Siderúrgica. Se trata de una certificación o distintivo de excelencia que garantiza, desde la autorregulación, unos estándares de calidad y un compromiso en materia de RSE sin precedentes en el sector a nivel mundial.
Además, nuestro país cuenta con centros tecnológicos de renombre que trabajan en proyectos de I+D+i. Son ejemplos el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (Circe), el Centro de Investigación de Nanomateriales y Nanotecnología (CINN), el Centro Tecnológico del Agua (Cetaqua), iMat, el Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL), Tecnalia o el Centro de Control de Energías Renovables (Cecre). Espacios que garantizan una intensa cooperación entre la Administración y las empresas del sector medioambiental.
Reconocimiento global
Diferentes baremos internacionales reflejan este compromiso, que incluye un uso eficiente del agua y la reducción del consumo energético. Uno de los más conocidos es la familia de índices Dow Jones Sustainability Index (DJSI), elaborados por la firma de inversión especializada en sostenibilidad RobecoSAM.
Estos índices están orientados a aquellos inversores que desean incluir en sus carteras títulos de compañías reputadas por su actuación en materia de medioambiente. El DJSI escoge a las 316. compañías socialmente más responsables de entre las 2.535 empresas más grandes del mundo, y evalúa el esfuerzo por mejorar en materia de buen gobierno, cuestiones éticas, gestión de personas o ambiental desde 1999.
Pues bien, en el DJSI World de 2016, un total de 18 empresas españolas obtienen representación, en diferentes sectores: banca (Bankia, Santander, CaixaBank), energía (Gamesa -que vuelve al índice-, Gas Natural Fenosa, Acciona, Enagás, Endesa, Iberdrola, Repsol, Red Eléctrica de España), infraestructuras (Abertis, Ferrovial), tecnología y telecomunicaciones (Indra, Telefónica), servicios (Amadeus), textil (Inditex) o alimentación (Coca-Cola European Partners). En la versión europea del índice aparecen este año 14 compañías españolas, tres más que el año pasado.
El Anuario de la sostenibilidad de RobecoSAM es otro prestigioso medidor de la sostenibilidad, que analiza el rendimiento en términos de sostenibilidad de las compañías -con criterios ASG (am- bientales, sociales y de buen gobierno)-, identificando al 15 por ciento de las mejores de cada industria, y galardonándolas con las medallas de oro, plata y bronce.
En 2016, España tiene 20 empresas listadas en el anuario, dos de ellas con la distinción Gold Class: Red Eléctrica y Gas Natural, que logra la mayor puntuación en su categoría.
Transparencia
En marzo de 2014 se publicó un estudio elaborado por Susana Leão y Alba Bala, dos investigadoras de la Cátedra Unesco Ciclo de Vida y Cambio Climático, que ponía de manifiesto que la mayor parte de las empresas españolas revela información sobre su huella de carbono, principalmente el alcance de emisiones directas e indirectas.
Dicho informe recogía un análisis de las memorias de sostenibilidad de las 50 mayores empresas con sede en España por volumen de facturación. La mayoría de compañías incluye en sus informes de sostenibilidad un capítulo sobre cambio climático. Además, informan sobre sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo energético. Y un alto porcentaje de empresas refleja las acciones destinadas a reducir su impacto ambiental.
El documento revela asimismo la relación existente entre las empresas que cuentan con un SGA (sistema de gestión de medioambiente) y el cálculo de la huella de carbono. Así, aquellas que tienen implantado el SGA se muestran más transparentes, tienen mayor interés y participan más en la organización internacional Carbon Disclosure Project (CDP), destinada al control de las emisiones de carbono de las compañías.
Precisamente en el informe de CDP para España 2015 -elaborado con PwC y Ecodes-, se da cuenta de este avance. La transparencia informativa en relación con el cambio climático ha crecido considerablemente desde 2010 -afirma el estudio-, como lo demuestra el aumento del 15% en el número de empresas que han respondido al cuestionario en la muestra de España y Portugal.
En cuanto al desempeño, las emisiones medias por empresa de las compañías de la muestra española han descendido un 17% en alcance 1 (directas) y un 53% en alcance 2 (indirectas) desde 2010. El informe destaca también que las empresas ibéricas que han respondido al cuestionario CDP "destacan a nivel mundial en cuanto a la utilización de las energías renovables para mitigar el cambio climático".
Compromiso futuro
Lo anterior da muestras del esfuerzo de nuestras empresas por aportar su grano de arena a la sostenibilidad del país. Sin embargo, aún queda camino por recorrer.
Si al comienzo del artículo se hacía referencia a los últimos dos años como los más calurosos de la historia, todo apunta a que 2016 superará los registros. En octubre, la Organización Meteorológica Mundial anunció que, en 2015, la concentración global media de dióxido de carbono en la atmósfera superó las 400 partes por millón, marcando "una nueva era de realidad climática".
En España, durante la crisis las emisiones de GEI bajaron de forma acentuada desde el pico de 2007 -cuando superaron los 440 millones de toneladas-, pero la tendencia acabó en 2014, año en que se registró un aumento del 0,5%, que podría considerarse anecdótico. Sin embargo, el año pasado España emitió más de 339 millones de toneladas de GEI. Un incremento del 3,2%, que nos aleja de la tónica europea.
Por fortuna, las empresas españolas siguen adoptando nuevos compromisos para mejorar su impronta medioambiental. Una de las últimas muestras de esta dedicación es la iniciativa promovida por CDP y la coalición internacional We Mean Business, orientada a las empresas con ingresos anuales superiores a los 5.000 millones de dólares (unos 4.637 millones de euros).
CDP y We Mean Business plantean siete medidas concretas. Una de las que cuenta con una mayor aceptación es el compromiso de adoptar un objetivo de reducción de emisiones basado en la ciencia, que en España han suscrito compañías como Gestamp o Iberdrola. Otra es el deber fiduciario de incluir información sobre el cambio climático en los informes anuales, adoptado aquí por Acciona, Correos (Grupo SEPI), o Enagás.
La navarra Terna se ha comprometido con el objetivo de eliminar la deforestación causada por el comercio en productos básicos de todas las cadenas de suministro para 2020, atacando un problema que representa aproximadamente el 10-15% de las emisiones de GEI. Otra de las medidas impulsadas por CDP y We Mean Business es el compromiso corporativo responsable, es decir, el "contacto continuo y positivo" del sector empresarial con los responsables políticos sobre cuestiones del clima. A ella se han sumado OHL, Ferrovial, Acciona y Enagás.
Estas dos últimas, junto con Abengoa, han suscrito también el compromiso de poner un precio al carbono a escala global; las empresas pueden promover esta medida mediante la incorporación de un precio al carbono en sus propias operaciones, y apoyando a su vez a las organizaciones que lo defienden.
Completan el elenco de iniciativas el ambicioso compromiso de adquirir el 100% de la electricidad a partir de fuentes renovables, y el objetivo de reducir las emisiones contaminantes de corta duración -como el metano, el ozono troposférico, el carbono negro o los hidrofluorocarbonos-, que aplica Correos. Ningún esfuerzo está de más en la carrera por mitigar el calentamiento global.