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Menos pero mejores...a la fuerza
- En España, la inversión en ciencia es un 6% menor que antes de la crisis
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Madrid,
¿Qué opinaríamos si un día, hablando con un amigo nos dijera que hay un colectivo cuyas condiciones laborales han empeorado en los diez últimos años porque tienen más trabajo y reciben menos dinero y apoyo para resolver sus proyectos? Menos equipamiento, personal e incluso menos recursos para comprar el material básico necesario. ¿Y si nos dijeran que, aún así, su productividad no ha dejado de incrementarse y es incluso muy destacable? Pues seguramente empezaríamos a pensar que la pregunta tiene truco o que nos estamos perdiendo algo. O bien, podríamos pensar que nos están hablando de los investigadores de las universidades españolas.
Para nuestras universidades y centros de investigación, la crisis ha supuesto una reducción en los recursos recibidos. Según sea la fuente -y cómo se mida- se puede estimar que el gasto total en investigación en los diez últimos años se ha reducido entre un 13% y un 32%. A eso hay que sumarle que la "tasa de reposición" ha supuesto que muchas de las bajas de personal por jubilación u otro motivo, no se han cubierto, por lo que el personal investigador se ha reducido, según algunos en hasta 10000 personas.
Si pensáramos que la inversión en investigación no tiene un claro impacto en la vida de los ciudadanos, no ayuda a mejorar su salud, ni a crear más tecnología que nos facilita la vida y, sobre todo, no tiene un efecto claro y demostrado en la mejora de la economía de un país, nos parecería normal. Pero posiblemente, casi cualquiera pensará, acertadamente, que es justamente lo contrario. Podríamos citar trabajos publicados en Science o numerosos estudios realizados por el American Institute for Research, entre muchos otros, para justificar la afirmación anterior. En España, la inversión en ciencia es un 6% menor que antes de la crisis, mientras que en Europa es un 22% superior, mientras que la productividad de nuestros investigadores está en quinto lugar en Europa.
¿Y por qué nuestros políticos han recortado la inversión en investigación, mientras que los principales países desarrollados la han incrementado? Se nos ocurrirán diversas respuestas, pero probablemente ninguna que deje en buen lugar la visión estratégica y las prioridades de nuestros políticos.
Sobre el ¿cómo es posible?, quizás podamos encontrar consenso al decir que se debe a que primero con los sexenios de investigación y luego, en el 2002, al crearse la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad (ANECA), a nuestros investigadores se les exige resultados claros, tangibles y cada vez más exigentes para progresar en su carrera. Y progresar significa, inicialmente olvidar los contratos temporales y después reconocimiento de su trabajo en forma de mayor categoría y sueldo. Y no por ello pensemos que nuestros investigadores están bien pagados, si los comparamos con los de otros países de nuestro entorno, ya que no lo están.
¿Y sobre la transferencia? Esa es la gran asignatura pendiente de nuestro sistema de innovación que esperemos que empiece a mejorar impulsada, entre otras cosas, por la reciente creación del Sexenio de Transferencia.
Elaborado por Enrique ALEGRE GUTIÉRREZ, Director del Área de Investigación Aplicada de la Universidad de León