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El techo de cristal en la Universidad

  • Es fundamental, visibilizar y animar a las mujeres a ocupar más puestos

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Madrid,

Hasta mediados del siglo XIX, las mujeres tuvimos vetado el acceso a la Universidad y, con carácter general, su ingreso no se generaliza hasta bien entrado el siglo XX. Actualmente, según los datos del informe de Crue Universidades Españolas «La Universidad Española en cifras», de 2018, las mujeres suponen, hoy, el 54,5% del total de estudiantes de Grado, el 53,4% de másteres y baja al 50,5% en Doctorado. En definitiva, podríamos hablar de una situación global de igualdad. Pero, sin embargo, la distribución horizontal es muy dispar: en Educación, las mujeres son el 76%; en Salud y Bienestar, el 71,6%; y desciende al 25,2% en ingenierías y a un clamoroso 12% en Tecnologías de la Información y Comunicación, áreas en las que es sabido que se van a necesitar cientos de miles de profesionales en los próximos años.

Junto a esa segregación horizontal, observamos que el techo de cristal no solo está presente en las empresas, sino que también, desgraciadamente, está en nuestras instituciones. Al comienzo de la carrera profesional se presenta habitualmente paridad entre hombres y mujeres, 54% de mujeres frente al 46% de hombres, siendo el número de doctorados similar. Esta situación se mantiene, además, en las categorías bajas y medias, pero empieza a divergir según va subiendo la escala y el rango, llegando a un 21% en la escala superior, donde sólo hay ese porcentaje de catedráticas. En las 50 universidades públicas españolas, actualmente, en los puestos por elección, solo 8 mujeres ocupan el puesto de rectora; es decir, el 18 %. Además, sólo hay un 29% de decanas y un 29% de directoras de Departamento. Así, para encontrar paridad en puestos directivos de las universidades hay que ir a los que son nominados no electos, donde las mujeres ocupan el 41% de los vicerrectorados y el 46% de los vicedecanatos. También encontramos brechas de género en el acceso a las ayudas a recursos humanos y proyectos de I+D+i, especialmente notables en el caso de las ayudas a proyectos, siendo muy bajo también el porcentaje de mujeres investigadoras principales de ellos o responsables de grupos de investigación.

Ante esta preocupante situación desde las Universidades, debemos tomar también medidas concretas para que la igualdad en nuestros campus sea una pronta realidad. Necesitamos introducir medidas correctoras en baremos de contratación; en la concesión de becas; medidas para facilitar la conciliación laboral y familiar; generalizar las evaluaciones ciegas… Aunque nos parezca mentira, se han realizado experimentos en los que haciendo evaluaciones de los expedientes sin saber el género del evaluado, los resultados salen más favorables a las mujeres que cuando el género es conocido. Todo ello nos muestra hasta qué punto los sesgos invisibles y culturales siguen pesando. Y necesitamos también extender estas medidas a las esferas internacionales, donde la presión por la "excelencia" deja de lado elementos personales que afectan especialmente a las mujeres.

Es fundamental, visibilizar y animar a las mujeres a ocupar más puestos de responsabilidad en nuestras instituciones y a presentarse a los puestos de elección, perdiendo el temor por ejemplo a ser acusadas de ambiciosas. Tenemos que tener en cuenta que, junto a la idea del techo de cristal, está la más reciente de «suelo pegajoso», término que refleja cómo las mujeres tienen dificultades para abandonar la esfera de lo privado y pasar a escenario público y deben cambiar su resistencia a la autopromoción.

Para revertir todo ello, en las universidades se crearon las Unidades de Igualdad desde las que se trabaja para promover la Igualdad dentro y fuera de nuestras comunidades. También, contamos con una larga trayectoria en estudios universitarios de género, con magníficos equipos de investigación. Gracias a ese esfuerzo conjunto, tenemos una legislación y unas políticas públicas de Igualdad innovadoras que están contribuyendo a conformar una sociedad mejor y más justa.

Pilar Aranda, Vicepresidenta de Crue Universidades Españolas y Rectora de la Universidad de Granada