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España tiene la menor tasa de empleo universitario de Europa

  • La tasa de empleo con una carrera ha aumentado en la Unión Europea

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Madrid,

A más formación y especialización mayor probabilidad de encontrar empleo. O por lo menos eso dicen los expertos, pero la realidad es otra. Jóvenes de menos de 30 años, con carreara universitaria, másteres, posgrados, cursos e idiomas pero que nunca han plasmado su firma en un contrato. La fuga de cerebros es aún una realidad y, por desgracia, también estamos en el vagón de cola mundial a la hora de captar cerebros de fuera. Pese a todo, en la última década ha mejorado la productividad, la visibilidad, la colaboración internacional y la competitividad en la universidad. Pero si se habla de empleo las cosas no son tan halagüeñas. Los alumnos siguen quejándose de que la universidad no les forma en cuestiones específicas que les harán falta en la vida real. ¿Cómo pasar un proceso de captación de talento? ¿Cómo prepararse una entrevista? ¿Qué habilidades necesitan para ser empleables?

La realidad es que España es uno de los países de la Unión Europea con la menor tasa de empleo entre personas con formación universitaria, un 79,4 por ciento en 2017, según ha informado el Instituto de Estudios Económicos (IEE). La tasa de desempleo juvenil más alta de Europa, después de Grecia (43,7 por ciento), es la de España. Entre los menores de 25 años, España logró reducir la tasa en 3,8 puntos en el último año, hasta el 33,6 por ciento en agosto, lo que se traduce en un total de 509.000 jóvenes desempleados, frente a los 566.000 que había en agosto de 2017.

Además, también otro de los golpes que hemos sufrido últimamente es el dato relativo a que contamos con un riesgo de pobreza y exclusión social. Según el Octavo Informe de Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España, elaborado con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la pobreza afecta en términos absolutos a 12.338.187 personas. Las personas con educación superior también sufrieron un incremento en sus tasas de pobreza durante la crisis, sin embargo, la llegada de la recuperación económica no ha supuesto una mejora de sus cifras que, con pequeños altibajos, se mantienen constantes desde el año 2014. La salida de la crisis está elevando el perfil educativo de las personas pobres y esta cuestión se refleja muy claramente cuando se comparan los estudios de la población pobre en el presente ejercicio y en el año 2017. Desde entonces, el grupo de personas con nivel educativo medio o alto pasó de ser el 30 por ciento de la población pobre mayor de 15 años a ser el 35,8 por ciento; por el contrario, la suma de los dos niveles educativos bajos se redujo desde el 70 por ciento hasta el 64,2 por ciento.

A pesar de que estamos entre los cinco peores países con esta tasa (refiriéndonos solo a los jóvenes con estudios terciarios), junto con Chipre (79,1 por ciento), Eslovaquia (78,5 por ciento), Italia (78,2 por ciento) y Grecia (70,8 por ciento), ha mejorado desde 2013, cuando se registró un porcentaje del 74,1 por ciento, cinco puntos porcentuales menos que en 2017.

Tasa de empleo en la UE

Asimismo, la tasa de empleo de los trabajadores con una carrera ha aumentado en la Unión Europea hasta situarse en un promedio del 84 por ciento en 2017, lo que ha supuesto un incremento de tres puntos porcentuales respecto a 2013. De esta manera, los primeros países son Malta (90,5 por ciento) y Lituania (90,1 por ciento) superando el 90 por ciento. Junto con ellos, 16 países más superan la media de la UE-28, entre los que se encuentran Alemania y Suecia, ambos con un 88,1 por ciento, Países Bajos y Rumanía con un 87,9 por ciento los dos, y a continuación, Letonia, Polonia, Eslovenia, Estonia, Bulgaria, Dinamarca, Reino Unido, Austria, Irlanda, Finlandia, Hungría y República Checa. Lu-xemburgo, con una tasa de 83,9 por ciento, roza la media pero no la supera. Por debajo de ésta se encuentran Portugal, Francia, Bélgica, Croacia, España, Chipre, Eslovaquia, Italia y Grecia.

Las áreas científico-técnicas son las más demandadas por el mercado laboral (de ahí que se necesiten tantos profesionales STEM, porque la mitad de las empresas, independientemente de su tamaño, necesitan este perfil debido a los grandes cambios tecnológicos), pero la rama de Humanidades también se ha revalorizado y ya no está recluida solo al sector de la docencia.

La transversalidad en la formación prepara a alumnos en competencias 360 grados. Se buscan profesionales abiertos, con soft skills , creatividad, con capacidad de plantear ideas así como ejecutarlas.

Por ejemplo, para la consultora de idiomas Hexagone ya no es tan importante para las empresas el conocimiento del idioma por encima del grado de especialización profesional del trabajador. De hecho, tres de cada cinco empresas prefieren formar en idiomas al profesional siempre que su perfil técnico sea más elevado. Hexagone revela que seis de cada 10 ofertas de empleo que se publican exigen tener un máster de alguna especialización profesional (a pesar de que el prestigio de los másteres está en entredicho por los escádalos de algunas universidades como la Rey Juan Carlos). Por otro lado, la otra gran demanda en todas las ofertas de empleo es el segundo o tercer idioma(chino, árabe, alemán, portugués, ruso...), algo que puede marcar la diferencia entre los candidatos en las entrevistas de trabajo. Además, cabe destacar que la imagen, aparte de la formación y las soft skills, es también importante.

De hecho, el 36 por ciento de los reclutadores en nuestro país ha rechazado a un candidato por su imagen en redes sociales y el 71 por ciento de las empresas declara mantener informados a todos los candidatos sobre el estado de su solicitud de empleo, según se desprende del Informe Talento Conectado. Nuevas realidades del mercado de trabajo, elaborado por Infoempleo y EY. Por tanto, formación e imágen son imprescindibles.