Ecoaula
Una mujer afgana consigue entrar a la universidad pese a la crítica realidad de la educación en este país
- La situación de las mujeres en este país es muy compleja.
Carmen García
El pasado mes de octubre la organización Human Rights Watch (HRW) advirtió del momento crítico que estaba pasando la educación de las niñas en Afganistán debido a la inacción del Gobierno, la falta de apoyo de los donantes y, sobre todo, el incremento de la inseguridad en el país. En el informe "No seré médica y un día tú estarás enfermo: el acceso de las niñas a la educación en Afganistán" se indicó que el número de niñas que van al colegio se redujo entre 2015 y 2016 en 32 de las 34 provincias del país. Además, se advierte que el objetivo de lograr llevar a todas las niñas a las escuelas está lejos de realizarse y que el porcentaje de mujeres en algunas partes del país está cayendo.
Las continuas acciones discriminatorias hacia las niñas, el matrimonio infantil, la inseguridad, la violencia, los secuestros, ataques con ácido, acoso sexual, son algunas de las barreras que impiden el pleno desarrollo de las niñas en este país. Menos de un 20% de maestros son mujeres y cerca de un 41% de las escuelas no tienen edificios, un 30% carecen de agua potable y un 60% no tienen baños. La sociedad afgana está todavía muy arraigada a ciertas costumbres tradicionales como situar a la mujer en un segundo plano cuya función es ser ama de casa y dar a luz. Una población que, en general, tiene poco respeto ante sus derechos, incluidos los educativos.
Según el Gobierno afgano, de los 3,5 millones de menores que no tienen acceso a la escuela, el 85% son niñas. Además, solo el 37% de las mujeres adolescentes saben leer y escribir, mientras que, en el caso de los varones, la cifra llega al 66%.
Ante esta crítica situación, Jahantaab, una mujer de 25 años decidió hacer cerca de ocho horas de viaje para presentarse al examen de acceso a la universidad. No lo hacía sola, su bebé la acompañaba cuando los llantos de este obligaron a esta joven a resguardarse en la sombra de una silla para amamantarlo por miedo a molestar demasiado a sus compañeros y a que la pudieran echar. Un profesor que se encontraba presente la fotografió y las imágenes se volvieron virales hasta el punto de que una diputada pagará le pagará la universidad privada en Kabul y el vicepresidente del país le ofreció un piso para alojarse. Finalmente, esta madre de 3 hijos podrá conseguir su sueño de estudiar en la universidad. Sin embargo, todavía queda mucho camino que recorrer y muchos avances que realizar.