Ecoaula
La libertad de expresión y sus límites en el marco de la religión
- El debate tuvo como tema central la relación entre libertad de expresión y la religión.
Carmen García
El Colegio Mayor Alcalá ganó el pasado 9 de marzo la final del III Torneo Nacional de Debate de Colegios Mayores Universitarios, manifestándose a favor de NO limitar la libertad de expresión para proteger las sensibilidades religiosas. Durante la jornada, salieron a la luz diferentes posturas estando en contra como la subjetividad de la ofensa religiosa no está recogida en el marco legal. Los protagonistas del premio, ahondan más en este polémico tema.
La libertad de expresión ha sido un tema criticado y polémico en numerables ocasiones. Desde vuestra opinión y tras haber ganado este debate, ¿dónde se encuentra su límite en relación con la religión?
En una sociedad como la actual, es difícil establecer un límite objetivo a la libertad de expresión. No hay una vara de medir única: sólo hay que ver que hasta los jueces y legisladores discrepan en esta materia. Desde nuestro equipo tenemos opiniones discordantes: algunos consideramos que el hecho de que el Estado fije unos límites es sinónimo a que éste haga juicios de valor y, por tanto, contrario a una sociedad democrática; en cambio, otros pensamos que la ofensa, siempre que sea destructiva y con ánimo de insultar, no cabe.
¿Qué es lo que más os ha llamado la atención del debate en el que participasteis?
Sin duda, la riqueza de los argumentos propuestos por los otros equipos, el gran trabajo de investigación que hemos intentado llevar todos para enriquecer nuestras posturas, además de los valiosos feedback después de cada debate por parte de debatientes expertos. Y, cómo no, el ser capaces de debatir en el Senado de España.
¿Por qué os posicionáis en contra de limitar la libertad de expresión? ¿Cuáles son vuestros argumentos?
No nos posicionamos en contra de limitar la libertad de expresión, simplemente nos tocó por sorteo defender esa postura en la final (el sorteo se realiza antes de cada debate). De hecho, a lo largo del torneo ganamos más debates defendiendo la postura a favor. En el caso de la postura en contra, teníamos tres argumentos con los que destacábamos el valor fundamental de la libertad de expresión en democracia; la imposibilidad y falta de legitimidad por parte del Estado de establecer un límite objetivo a la ofensa, que es subjetiva; y por último explicábamos que la crítica y el humor no tienen por qué ser negativas, sino también enriquecedoras para los fieles y las congregaciones, ya que contribuye al debate público.
¿Pensáis que tiene que haber algún tipo de límite?
Quizá se podría limitar la manera de decir las cosas, pero no las ideas en sí o las opiniones personales. En nuestra línea argumental a favor, por ejemplo, traíamos a colación la falta de claridad en las normas actuales que ya limitan la libertad de expresión (y que dejan un amplio margen de decisión a los jueces); el hecho de que la libertad de expresión y la libertad religiosa necesitan estar en equilibrio; y por último, nos referíamos a los criterios de regulación que se deberían seguir para limitar la libertad de expresión, según el TEDH.
¿Hasta qué punto creéis que se debe castigar la libertad de expresión y opinión en esta materia?
Si entendemos por castigar aplicar normas penales, debemos tener en cuenta que el Derecho penal es siempre la última ratio. Cuando todos los mecanismos sociales fallan, ahí debe entrar el Derecho. Lo demás es, como dicen algunos juristas, populismo punitivo, o legislar en base a sentimientos. Pero, repetimos, no tenemos una opinión unánime sobre la materia entre nosotros.
¿Qué papel juega la radicalización en este tema?
La radicalización en la manera de expresar las opiniones ha sido, precisamente, la razón por la que actualmente se pone el foco sobre la libertad de expresión. Ahora toca determinar si esa radicalización aporta al debate o si únicamente trae perjuicios.
Como estudiantes, ¿creéis que el debate entre religión, radicalización y libertad de expresión tiene que tratarse más en la educación?
En general, nuestro sistema educativo debería fomentar el debate, el diálogo y el hablar en público. Es fundamental saber expresar a los demás nuestras opiniones, pero también ponerse en la piel del otro y debatir de manera constructiva y pacífica. Para ello sería necesario que, desde las escuelas, se intentara abordar el tema desde distintas aristas. Esta misión es aún más imprescindible en materias tan espinosas como libertad de expresión y religión, donde es probable que cada uno tenga una idea preconcebida.
Desde vuestra postura, ¿Cómo están actuando las redes sociales y las tecnologías en la libertad de expresión?
Las redes sociales son, a priori, positivas para el debate: al fin y al cabo son un portal donde cada uno expresa su parecer. Sin embargo, cada vez con más frecuencia observamos como muchos usuarios, protegidos por el anonimato y creyéndose amparados por la libertad de expresión, deciden insultar con el único fin de la mofa y la burla. Esto, directamente, ni es debate ni es libre expresión. Por tanto, son muy útiles en un mundo globalizado, pero siempre desde el respeto y la coherencia.
En los últimos meses se han visto múltiples acciones racistas en temas de religión en varias ciudades, ¿creéis que la sociedad se está volviendo más radical? ¿Por qué?
En primer lugar, la raza no es lo mismo que la religión, pese a que hoy en día se utilice el término incorrectamente. El racismo engloba ataques a etnias, si bien es cierto que algunos incluyen componentes religiosos. Sobre la radicalización de la sociedad, creemos que ésta ha crecido, a causa principalmente de la globalización y la conexión entre culturas. Además, al haber mayor número de canales a través de los cuales uno puede difundir un mensaje, se puede haber propiciado un aumento en la percepción de que somos más radicales, ya que ideas que antes no tenían voz, ahora pueden tenerla.