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La brecha de género y el entorno STEM

  • La brecha de género continúa en nuestra sociedad.

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¿Qué he hecho hoy para mejorar mi entorno de trabajo? Esta es la mítica pregunta que se dice que Sakichi Toyoda, el fundador de Toyota Industries, tenía escrita y colocada sobre la mesa de su despacho, fiel reflejo de su compromiso con la filosofía Kaizen (cambiar para mejorar).

Sigue existiendo en nuestra sociedad una brecha de género. Esa brecha es mayor en unos países que en otros y en unos entornos que en otros, pero desgraciadamente existe. El entorno de las carreras técnicas, denominadas STEM por su acrónimo en inglés (Science, Technology, Engineering and Mathematics) no es una excepción. El porcentaje de mujeres que estudian carreras STEM sigue siendo muy reducido. Cabe preguntarse cuál es la causa, que probablemente sea una combinación de razones, pero el hecho indudable es que ese mejor porcentaje de mujeres en profesiones STEM priva a la sociedad de parte de sus extraordinarias cualidades humanas, de su inteligencia emocional y de su talento intelectual. Una mayor presencia de mujeres en profesiones STEM, especialmente en puestos de responsabilidad, no sólo resultaría en un mayor desarrollo tecnológico sino, como múltiples estudios han puesto de manifiesto, mejoraría el entorno laboral y la resolución de conflictos. Han sido muchas las mujeres que en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas han visto truncadas sus carreras profesionales por las tristes barreras de cristal, que en teoría son inexistentes pero contra las que muchas mujeres se han topado. Igualmente muchas mujeres han sido privadas del justo reconocimiento profesional que por sus méritos merecían; son tantos los casos que se han dado que la lista sería tan vergonzosa como interminable. Esa desalentadora combinación de barreras de cristal y falta de reconocimientos profesionales es una de las principales causas por las que pocas mujeres deciden estudiar carreras STEM, probablemente junto con una educación machista que las orienta desde la infancia hacia otras profesiones más femeninas.

Ante la existencia de la brecha de género en el entorno STEM debemos preguntarnos los hombres, parafraseando la mítica pregunta de Sakichi Toyoda, ¿qué he hecho yo hoy para reducir la brecha de género? Según respondamos, podemos encontrarnos en uno de tres grupos. Si lamentablemente contribuimos con nuestras acciones a mantener la brecha, somos indudablemente parte del problema. Si rechazamos conceptualmente la brecha de género pero somos espectadores pasivos, estamos permitiendo con nuestra actitud que la brecha persista, lo que nos sitúa también como parte de problema aunque nos cueste aceptarlo. Sólo si nuestras acciones están dirigidas clara e inequívocamente a cerrar esa brecha podremos decir con orgullo que somos parte de la solución. O se es parte de la solución, o se es parte del problema. Por ello deberíamos preguntarnos todos los hombres, cada día, ¿qué he hecho hoy en mi entorno de trabajo para reducir la brecha de género?

Elaborado por Alberto Sols, Director de la Escuela de Arquitectura, Ingeniería y Diseño de la Universidad Europea.