Ecoaula
Transformar la educación a través del diseño innovador
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Madrid,
Los espacios que habitamos nos influyen en todas las etapas de la vida, aunque más especialmente en aquellos periodos de plena evolución física y cognitiva, de aprendizaje, en los que adquirimos autonomía y desarrollamos nuestras competencias sociales, sentando las bases de cómo nos relacionaremos con el mundo en nuestra vida de adultos.
La curiosidad está en nuestro ADN: todos nacemos creativos y con el deseo de aprender. Si tenemos en cuenta que los espacios educativos son uno de los principales lugares en los que se desarrolla el aprendizaje, es nuestra responsabilidad mejorarlos y cualificarlos, de manera que permitan al alumnado ser partícipe de su entorno, adquirir autonomía y dar rienda suelta a su potencial creativo. Para lograrlo, el juego ha de contar con un lugar protagonista, porque jugar es la aproximación innata al aprendizaje. Es la expresión de esa curiosidad que nos lleva a explorar y a descubrir lo que nos rodea y, lo más importante, es el germen de la motivación.
Si algo hemos constatado con la pandemia es que el futuro es del todo impredecible. Si queremos que nuestros hijos sean versátiles y sepan desenvolverse en un mundo incierto, ¿por qué los espacios educativos están diseñados para reprimir el comportamiento natural? ¿Por qué los planos de las escuelas se parecen a los de las cárceles? Estamos ante una arquitectura que responde a un modelo de organización anticuado basado en el control.
Es hora de evolucionar, de tender puentes desde la arquitectura hacia la pedagogía, de transformar la educación a través de diseños lúdicos e innovadores, que den libertad de movimiento para inventar, experimentar, ser creativos y protagonistas nuestros propios procesos… Aprender por medio del juego debe ser una de las estrategias clave en la educación. Es imprescindible acabar con las estructuras de control que han demostrado ser ineficaces, quitar paredes entre las aulas y dotar de nuevos usos a los espacios.
Se necesita modificar algo físico para provocar una transformación mental. La arquitectura tiene ese poder; tiene un impacto directo en cómo nos sentimos, en cómo actuamos, en cómo aprendemos. Cambiar nuestros entornos de aprendizaje implica cambiar la forma en que vemos y nos relacionamos con el mundo. A través de un diseño lúdico, es posible lograr un cambio de hábitos e inspirar nuevas formas de actuar frente a la incertidumbre. Está demostrado que los entornos que favorecen el movimiento y ofrecen flexibilidad en la forma de interactuar, generan un gran impacto en la autonomía personal y en la resolución de problemas, empleando enfoques más creativos.
Invertir en futuro
El cuestionamiento continuo del mundo que nos rodea y la forma en la que hacemos las cosas es el punto de inflexión para crear entornos de aprendizaje que faciliten a las personas en formación explotar todo su potencial en desarrollo. Está en nuestras manos crear un mundo mejor, empezando por la escuela y haciéndolo extensible a cualquier entorno adulto. Juntos y enfocados en esta idea podemos ofrecer a las generaciones futuras la oportunidad de crecer sin encorsetamientos, entregándose a su creatividad y tomando con confianza las riendas de su vida.
Ofrecer a niños y jóvenes espacios innovadores, estimulantes y de confianza donde puedan maximizar su potencial de aprendizaje y mantenerse motivados para continuar aprendiendo durante el resto de su vida es una inversión con retorno de la que se beneficiará la sociedad entera. Un sistema educativo que se ha revelado ineficaz, con una alta tasa de abandono escolar temprano, en el que los estudiantes pierden las ganas y la pasión por el aprendizaje, es un fracaso y una pérdida enorme para un país. En términos económicos, tal y como defiende el Nobel de Economía, James Heckman, la inversión en educación no sólo produce beneficios sociales, sino que además repercute directamente en la productividad y rentabilidad de un país.
Por Rosan Bosch, fundadora y directora creativa de Rosan Bosch Studio