Ecoaula

Lo que nos enseñan las casas de Hogwarts para ayudar a prevenir el bullying

  • Gracias a este sistema, los niños y niñas se sienten aceptados y respetan a sus compañeros

Ecoaula.es
Madrid,

Prevenir el acoso escolar en las aulas es uno de los principales retos a los que nos enfrentamos cada día desde todos los centros educativos. Para cumplir con esta meta, es importante trabajar la empatía de los niños y niñas hacia otros compañeros de diferentes clases y cursos. Una manera de lograr esto es ampliando sus fronteras de socialización en la propia escuela.

En esta línea trabaja el sistema de familias. Se trata de un núcleo de relación, una estructura social transversal a la de los cursos que es muy similar a las casas de Hogwarts en la famosa saga de Harry Potter, como Gryffindor o Hufflepuff.

Cada familia está formada por alumnos de diferentes edades, incluye también un profesor, que no es el tutor de ninguno de ellos, y cuenta con un líder. Estos grupos se mantienen a lo largo de toda la evolución de los estudiantes en el colegio, generando fuertes vínculos que van creciendo con ellos.

La magia de crecer en un entorno seguro y protector

Los sistemas de familias ofrecen un entorno seguro y cálido en el que los estudiantes se sienten escuchados. Los beneficios emocionales y académicos son numerosos, corroborados por diferentes estudios, que podemos resumir principalmente en dos.

El primero de ellos es el sentimiento de pertenencia a una comunidad. Los estudiantes se sienten protegidos y disfrutan de relaciones sociales sanas. Esto les ayuda a desarrollar su autoestima, lo que crea un círculo virtuoso animándolos a establecer relaciones positivas y, sobre todo, a gestionar sus dificultades y conflictos a través de las herramientas emocionales que adquieren con el grupo, como son la empatía o el respeto mutuo.

Por otro lado, el segundo beneficio es la mejora en su rendimiento académico. La energía diaria de cada niño se reparte entre lo intelectual, lo físico, y lo emocional. Frente a una situación de desgaste anímico por cualquier situación de conflicto no resuelta, su motivación y la "batería" para llevar a cabo otras actividades disminuye. Esto también nos pasa a los adultos. Cuando nos encontramos bien, todo lo que nos rodea, incluida nuestra salud, funciona mejor, con otra dinámica más positiva.

Sembrando los valores que los acompañarán a lo largo de su vida

Una de las claves de este sistema de familias es que permite que los niños y niñas conozcan a otros de diferentes edades y amplíen su círculo social a través de las actividades que realizan en común con este grupo. Algo similar a lo que sucede con los equipos de quidditch de Harry Potter, formados por alumnos de diferentes cursos. Se relacionan con compañeros que, de otra forma, apenas interactuarían. Esto les hace salir de su zona de confort, facilita que se relacionen más allá de su clase, y les enseña a desarrollar la habilidad para crear nuevos vínculos sociales.

El sistema de familias crea una comunidad en la que los más pequeños se sienten arropados y animados por los más mayores y, a su vez, los más mayores generan un sentimiento de responsabilidad, empatía y cuidado. Su autoestima mejora e interiorizan habilidades sociales positivas y sanas. Y es que no sólo necesitamos que nos cuiden sino también cuidar. Urie Bronfenbrenner, reputado psicólogo, manifestaba su preocupación al observar cómo los niños norteamericanos llegaban a la edad adulta sin saber lo que es cuidar a otro ser humano, algo que señalaba como un aprendizaje único y fundamental.

Al igual que sucede entre hermanos o primos, las relaciones humanas de este sistema potencian valores tan importantes como la empatía, el respeto mutuo, la solidaridad o el trabajo en equipo. En nuestro centro lo aplicamos y vemos cómo, ante cualquier situación de conflicto, los alumnos se dirigen al "cabeza de familia" para contarles cómo se sienten y pedirles apoyo. Quieren gestionar sus emociones. Además, hay algo que nos fascina especialmente, y es que también recurren a ellos cuando detectan que otro compañero no está bien. Se apoyan entre ellos y eso es magnífico.

Gracias a este sistema, los niños y niñas se sienten aceptados y respetan a sus compañeros

Comprenden que existen personas diferentes con las que pueden generar relaciones positivas que suman. Que un compañero más pequeño o más mayor también puede ser un gran amigo. Y, lo más importante, son conscientes de que, ante cualquier situación de conflicto, el diálogo y la asertividad serán sus instrumentos para alcanzar el entendimiento en el colegio y también a lo largo de toda su vida.

Elaborado por Chus Pérez, coordinadora de protección, bienestar de la infancia e intervención familiar en British Council School.