Ecoaula
La huelga masiva de los docentes presiona al titular de educación catalán para dimitir
- Cambray ha perdido el favor de la comunidad educativa hasta el punto de no considerarlo un interlocutor válido para estas reuniones
Carmen García
Madrid,
Ni la inmersión lingüística ni el cambio de calendario, lo que la comunidad educativa catalana pide es la cabeza del consejero de Educación de la Generalitat, Josep Gonzàlez-Cambray. Para conseguirla, los sindicatos comenzaron el pasado martes su prueba de fuerza contra el Departamento de Educación mediante cinco jornadas de huelga (15, 16, 17, 23, 29 y 30 de marzo) para protestar contra la falta de negociación de Cambray a la hora de modificar el calendario escolar y los recortes que siguen arrastrando desde hace una década.
Este parón educativo, convocado por los sindicatos CC.OO., UGT, CGT, USTEC, USOC, la Intersindical y Aspepc-Spc, contó el primer día con un seguimiento de cerca del 70% de los docentes en la pública, según los sindicatos, mientras que la Generalitat lo redujo al 31,3%. Los motivos por los que los docentes salen a las calles son, como indica el colectivo, "demasiados", desde las ratios elevadas, reducción de recursos o el nuevo currículum.
Bajo el lema "Basta de imposiciones, basta de recortes. Por una educación pública de calidad" se presentaron el pasado martes ante las puertas del departamento de Educación los representantes de los sindicatos para reunirse con Cambray. Tras una reunión de escasos 10 minutos, estos salieron nuevamente descontentos tras el encuentro, pero esta vez pidiendo al president Pere Aragonès que se reúna con ellos para negociar el conflicto. Lamentaron que el conseller no hubiera hecho "ninguna propuesta" y que hubiera vuelto a mostrar "su inmovilismo". Cambray ha perdido el favor de la comunidad educativa hasta el punto de no considerarlo un interlocutor válido para estas reuniones. De forma paralela, el Departamento de Educación ha pedido a los sindicatos que vuelvan a la mesa de negociación porque ha asegurado que tiene voluntad de escucharlos y llegar a un acuerdo.
Una de las causas que ha forzado esta crítica situación es el cambio del calendario escolar. El adelanto del curso al 5 de septiembre, decidido unilateralmente por el Govern, y la jornada intensiva para los docentes durante todo este mes han puesto en pie de guerra al colectivo. Los profesionales de la educación acusan a la Generalitat de no consensuar la medida y de lanzarla sin tener en cuenta el impacto que puede tener en las condiciones laborales del profesorado.
Esta problemática se une a que queda poco tiempo para aplicar la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que dinamita la inmersión lingüística y ordena impartir un 25% de materias en castellano en todas las escuelas catalanas. El blindaje a los profesores y directores de los colegios en el supuesto que la Generalitat acabe desobedeciendo el fallo es una de las reclamaciones de los convocantes, que temen llegar al día 28 de marzo -fecha límite para que el Govern ejecute la sentencia- sin unas directrices claras sobre cómo sortear el fallo judicial. Los funcionarios aclaran su predisposición para intentar sortear la sentencia, ya que defienden la inmersión lingüística "como único modelo posible", pero reclaman al Govern saber cuál es su postura.
De hecho, no se dan por satisfechos los directores con el plan llevado a cabo por el Govern, que pasa por la aprobación de un decreto que otorga mayor autonomía a los centros para decidir el uso de sus horas semanales. Por el momento, el plazo expira en dos semanas sin que las direcciones de los centros hayan recibido más directrices sobre cómo piensa el Gobierno mantener la inmersión. Tienen muy presente que la Fiscalía ya los señaló como responsables de un eventual desacato y que podría terminar en un delito de desobediencia.
Para las jornadas de huelga, la Generalitat ha establecido unos servicios mínimos de un docente por cada tres aulas (33%) en educación infantil, primaria y secundaria, el 50% de las plantillas en centros de educación especial y guarderías y se debe garantizar la presencia de una persona del equipo directivo por cada centro, el 50% de la plantilla de monitores, servicio de cocina, servicio de acogida, extraescolares y servicio de atención al alumnado con necesidades educativas especiales.