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Educar por un futuro en igualdad

  • Es esencial que las políticas educativas se adapten a las nuevas generaciones para el siglo XXI

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Madrid,

Educar en la igualdad consiste en proporcionar los instrumentos, el conocimiento, las competencias, y los contextos adecuados para que todas las personas, independientemente del género, tengan los mismos derechos y oportunidades, y puedan enfrentarse a los cambios que la sociedad está experimentando. Así lo recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ONU, Agenda 2030), concretamente el ODS5, cuya meta principal es "lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas". El camino más recto para conseguirlo es la educación.

Sin embargo, en pleno siglo XXI, no todas las niñas y mujeres tiene acceso a una educación, y si la tienen no siempre es igualitaria. Según conclusiones del Informe de la Unesco "Descifrar el código: la educación de las mujeres y las niñas en materia de STEM", a pesar de los significativos avances de las últimas décadas, no existe un acceso universal a la educación y todavía persisten las desigualdades de género. Pero no solo resulta preocupante que el número de niñas que van a la escuela siga siendo limitado, sino también las trayectorias educacionales de las que asisten a ella. Esto hace referencia específicamente a la menor participación y el rendimiento académico de las niñas en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, las denominadas disciplinas STEM.

Las carreras tecnológicas siguen siendo lideradas por figuras masculinas; según el informe citado solo 35% de los estudiantes matriculados en carreras STEM son mujeres. Este estudio concluye además que la cifra desciende hasta un 3% en el caso de las carreras TIC (tecnologías de la información y la comunicación). En una sociedad y un contexto laboral inmerso en la revolución 4.0, en la que la tecnología digital está transformando todos los aspectos de nuestras vidas, es esencial desarrollar aptitudes positivas hacia las disciplinas STEM para potenciar la participación de las niñas y jóvenes en ese nuevo entorno profesional.

Pero ¿cuál es la situación de las jóvenes y las mujeres en este contexto de digitalización? Los datos muestran una gran brecha de género. Ya en 2016 el informe "The Industry Gender Gap" del World Económico Forum avisaba de que la rapidez de esta revolución podía resultar "dañina" para las mujeres dada su menor representación en el ámbito de las tecnologías. En un nuevo informe - Global Gender Gap Report 2021 - del año pasado, esta misma institución constata que, efectivamente, la crisis de la COVID-19 ha acelerado la automatización y la digitalización, produciéndose una disrupción del mercado laboral. Los datos apuntan a desafíos significativos para la paridad de género debido al aumento de la segregación ocupacional de género, porque las brechas de género son más probables en sectores que requieren habilidades técnicas disruptivas. Se trata de grupos con una gran empleabilidad de nuevos talentos dónde sin embargo las mujeres están actualmente infrarrepresentadas.

Para poder revertir esta brecha, es esencial que las políticas educativas se adapten a las nuevas generaciones para el siglo XXI. La escasez de talento en las nuevas profesiones es un reto, una oportunidad para que niñas y mujeres puedan formarse en el ámbito académico tecnológico y científico, y accedan así a las oportunidades profesionales que traen consigo la digitalización y la revolución 4.0. Todo ello sin olvidar que la educación en Humanidades también va a jugar un papel esencial, puesto que la digitalización y robotización debe ir acompañada de una ética de valores que preserve los derechos Humanos -y laborales-, y no reproduzca las desigualdades de género. Y en esta esfera las mujeres pueden y deben liderar el cambio.

Elaborado por Dra. Fátima Gómez Sota. Profesora titular de Sociología e Investigadora en la UEV