Ecoaula
Begoña Casas: ''La familia es el primer peldaño en la educación financiera''
Ana Flores
Madrid,
Seis de cada diez españoles tienen dificultades para comprender la documentación bancaria. Más del 60% de los encuestados reconoce que se encuentra con algunas dificultades para comprender la documentación relativa a la contratación de una hipoteca. Y un 23% admite que nunca se ha enfrentado a este tipo de documentación, según datos de un estudio elaborado por ING.
A pesar de su importancia en la vida de todos, la educación financiera es a menudo algo que muchos estudiantes no aprenden después de su tiempo en la escuela, precisamente porque no se imparte.
La adquisición de habilidades financieras es importante pero también necesarias, porque dotan de las herramientas necesarias para las futuras tomas de decisiones de su dinero en todas las áreas de la vida. Aquí radica la relevancia de la educación financiera para los estudiantes y, Begoña Casas, profesora de Economía y Empresa en la Universidad Europea, explica con mayor detalle.
¿Qué es la educación financiera y qué importancia tiene en nuestras vidas?
La educación financiera se refiere a nuestra capacidad para gestionar –sea individualmente o en la unidad familiar– los asuntos económico-financieros del día a día de manera eficaz. Implica el proceso de obtención de los recursos económicos, su gestión o administración, la inversión en su caso, así como la liquidación de dichos recursos.
El adecuado manejo de nuestras finanzas requiere conocimiento, ir adquiriendo experiencia progresivamente y mucha racionalidad en el proceso:
1. Conocimiento. El conocimiento financiero se adquiere formándose, para ello, podemos contar con numerosos instrumentos, como: la educación financiera en la familia, la escuela o la universidad, así como formación "ad hoc" por ejemplo, realizando cursos o formaciones específicas.
2. Experiencia. La experiencia en la educación financiera resulta fundamental, ya que no se trata sólo de formarse, sino de experimentar su funcionamiento en la vida real, ya que "se aprende haciendo", por ejemplo, llevando a cabo una adquisición, contratando una hipoteca, firmando un préstamo o una pequeña inversión en el mercado bursátil.
3. Racionalidad. Las decisiones económico-financieras que vayamos adoptando deben ser decisiones sopesadas y analizadas de manera desapasionada, racional, prudente y basadas en datos e información objetiva. Por ejemplo, debemos seguir las recomendaciones en el umbral máximo de endeudamiento cuando solicitamos un préstamo. Antes de realizar una operación que desconocemos debemos informarnos detenidamente sobre sus implicaciones, trámites, sabiendo exactamente a qué nos estamos comprometiendo.
La educación financiera es fundamental para que nuestra vida se desarrolle de una manera positiva, ya que unas finanzas saneadas nos permitirán una vida más tranquila y próspera si estamos realizando una buena gestión, de manera que así podremos tener cubiertas las necesidades básicas y con los remanentes, realizar inversiones para prosperar, por ejemplo: los estudios de nuestros hijos, un proyecto de emprendimiento, una pequeña inversión en bolsa, etc. Además, unas finanzas saneadas también nos ayudarán en tiempos de dificultad, si por ejemplo, hemos generado un colchón de ahorro que nos proteja en momentos de dificultad.
¿Por qué no se imparte educación financiera en la mayoría de escuelas?
Los estudios del Banco de España derivados de las Encuestas de Educación Financiera que se publican periódicamente, muestran que, a menor nivel educativo, menor nivel en educación financiera. Ello prueba que la educación financiera debe hacerse extensiva a todos, ya que, al margen del nivel educativo, todos los ciudadanos deberían adquirir una cultura financiera que les permita desarrollar su día a día para abrir una cuenta bancaria, pedir un préstamo, comprar una casa o un préstamo e invertir en bolsa.
El modo de lograrlo es establecer un plan de educación financiera desde la escuela. Del mismo modo que nuestros niños estudian informática o inglés como pilares de su formación, en este plan deberíamos incluir la educación financiera como parte la educación obligatoria desde la más temprana edad, adaptándolo a cada nivel. De este modo, aquéllos que no opten por realizar estudios superiores, estarán igualmente capacitados para gestionar sus finanzas. Un niño puede aprender cómo funciona un banco, una cuenta de ahorro, cómo funciona la bolsa, qué es un préstamo, qué supone la inflación, etc. Pueden incluso aprender a realizar cálculos sencillos de rentabilidad o viabilidad, pueden conocer el sistema contable e incluso cómo se crea una pequeña empresa. De este modo estaremos capacitando a nuestra sociedad y fomentando el espíritu emprendedor y empresarial.
Junto con la escuela, el sector financiero puede hacer mucho –y ya lo está haciendo –para contribuir a elevar el conocimiento financiero de los ciudadanos. A ciudadanos más cultos, también menor riesgo para el sector financiero y mayor ganancia en el largo plazo, ya que se pueden reducir los impagos y mejorar los resultados. El sector financiero puede contribuir formando a sus clientes, a los ciudadanos en general y, además, informando con todo detalle a sus clientes cuando vayan a contratar un producto financiero.
Las instituciones públicas deben velar por el cumplimiento de las leyes y la protección de los más vulnerables
La universidad y escuelas de negocios también puede contribuir a este respecto, formando a sus profesionales y estudiantes, lanzando programas especializados o cursos de educación financiera y desde su contribución a la sociedad, incluso, asesorar a aquellas personas con menos recursos.
Las instituciones públicas deben velar por el cumplimiento de las leyes y la protección de los más vulnerables, por ejemplo, aquellas personas que con una menor formación o que por su corta o avanzada edad se pueden encontrar más desprotegidos.
Instituciones como la Bolsa o el Banco de España también podrían promover iniciativas para la formación de niños y jóvenes. El Ministerio de Educación o de Economía también podrían contribuir a esta misión. Las Comunidades Autónomas pueden incluir la educación financiera en el itinerario formativo.
La familia y el entorno personal más inmediato resulta también fundamental, de manera que podamos transmitir a nuestros hijos un estilo racional y eficaz en la gestión de nuestras finanzas, enseñándoles a tomar decisiones económicas acertadas desde pequeños, por ejemplo, a gestionar sus ingresos, gastos y ahorro.
Junto con la educación financiera es necesario desarrollar medidas que faciliten el acceso a los bienes básicos elementales como el empleo, la vivienda o los alimentos básicos
Las herramientas digitales y aplicaciones como Bizum por ejemplo, están contribuyendo a extender la cultura financiera en la sociedad, sobre todo entre niños, adolescentes y jóvenes. Las herramientas digitales también deben implicar un conocimiento de los mecanismos subyacentes y de las decisiones financieras que tomamos cuando las utilizamos.
¿A qué se puede deber esa carencia educativa?
En mi opinión, esta carencia educativa obedece a la complejidad que a veces plantean los temas financieros, a que se ha dado por supuesto su conocimiento por parte de la sociedad no dedicando recursos específicos para ello, que la disciplina ha quedado relegada en ocasiones a un saber de expertos –por su complejidad –y no ha descendido tanto para el común de los ciudadanos y principalmente, porque no siempre hemos sido conscientes de su importancia. En este sentido, la crisis económico-financiera de 2008 planteó la urgencia de extender la cultura financiera en toda la sociedad, ya que buena parte de lo sucedido se debió a la falta de formación específica de los ciudadanos que asumieron obligaciones financieras sin ser conscientes del calado y repercusiones de su decisión.
Me gustaría añadir que junto con la educación financiera es necesario desarrollar medidas que faciliten el acceso a los bienes básicos elementales como el empleo, la vivienda o los alimentos básicos para quienes más lo necesitan. En estos casos, el reto no es sólo contribuir a gestionar las finanzas, sino garantizar el acceso a los recursos elementales para la vida. Es decir, la educación financiera debe articularse junto con otras políticas para que sea verdaderamente eficaz y contribuya al desarrollo global de las personas.
¿Qué tipo de iniciativas se podrían llevar a cabo para motivar su estudio?
Estableciendo la materia en los planes de estudio; contando con buenos pedagogos económicos: formadores, profesores, economistas, expertos, trabajadores del sector financiero, capaces de explicar la materia financiera de manera clara, amena, sencilla y práctica; simplificando los procesos en operaciones financieras y clarificando los trámites, requisitos y formularios.
Para tomar decisiones financieras acertadas necesitamos conocer cómo funcionan los mecanismos financieros
Hay que despertar en la sociedad el interés, el atractivo y la importancia de las cuestiones financieras.
¿Por qué es necesario tener conocimientos de finanzas básicas?
Porque para tomar decisiones financieras acertadas necesitamos conocer cómo funcionan los mecanismos financieros. Cada día tomamos cientos de decisiones financieras: pagamos el autobús, ponemos gasolina al coche, enviamos una transferencia, cobramos la nómina, pagamos la hipoteca, compramos acciones, enviamos dinero a una cuenta de ahorro, hacemos la compra en un supermercado…, estos hechos no deben ser automáticos, sino que debemos hacerlos conscientes como una decisión financiera racional, conociendo lo que suponen y cómo afectan a nuestra posición financiera global. En cada decisión, especialmente las más trascendentales y que implican mayor volumen o mayores obligaciones, debemos sopesarla detenidamente. Por ello, una adecuada educación financiera nos ayudará a tomar las mejores decisiones.
La escuela puede complementar lo que aprendemos en el hogar y puede ofrecernos una formación más técnica
Hay quienes abogan por que las finanzas personales se enseñen en casa y no en las escuelas, ¿cuál es tu opinión al respecto?
La familia es el primer peldaño en la educación financiera, ya que es en el hogar donde aprendemos a ingresar, ahorrar, gastar, invertir, etc. Su papel es insustituible. Conviene señalar que en finanzas no hay una única forma de hacer las cosas, por lo que en el hogar también se aprende un determinado estilo de gestión financiera, por ejemplo, hay familias más ahorradoras que otras, hay familias que están dispuestas a realizar un gasto más elevado si ello garantiza la calidad, hay familias que prefieren ahorrar toda su vida para realizar determinadas inversiones, hay familias de emprendedores, empresarios, hay familias que se adaptan a un ingreso más bajo, hay familias donde se asumen más riesgos de inversión, etc. La familia tiene el derecho a la educación de sus hijos, lo que también incluye la educación financiera.
La escuela puede complementar lo que aprendemos en el hogar y puede ofrecernos una formación más técnica, en la escuela debemos contar con buenos pedagogos capaces de transmitir esta disciplina de manera atractiva y fácil.
En el entorno europeo, según un estudio realizado por Intrum, el principal educador financiero es la familia. La escuela no sustituye este importantísimo papel, sólo lo refuerza, especialmente en los casos en que los padres, por ejemplo, no cuentan con una formación adecuada para poder formar a su vez a sus hijos. Ello puede contribuir a aumentar las oportunidades de estos niños/jóvenes el día de mañana.
Un estudio realizado por PwC y Fundación Contea titulado "¿Por qué educar en economía familiar y empresarial?" muestra que los países con mayor educación financiera se recuperan antes de las crisis, esta educación financiera la desarrollan no sólo en el entorno familiar, sino también en la escuela.
¿Cuál es la etapa escolar idónea para introducir la educación financiera? ¿Por qué?
Desde preescolar, evidentemente adaptando el conocimiento a cada edad.
Este proceso se debe extender al menos durante la escolarización obligatoria.
El Instituto Santalucía por ejemplo, está desarrollando libros divulgativos muy amenos para niños donde se enseñan los conceptos económicos básicos con juegos y metodologías innovadoras.
Ver: https://institutosantalucia.es/libro-educacion-financiera/
Se deben crear materiales y herramientas atractivas y de calidad adecuadas a cada etapa educativa.
¿Cuáles deberían ser los contenidos financieros básicos que los estudiantes tendrían que dominar al finalizar sus estudios obligatorios?
Desde mi punto de vista:
- Conceptos macroeconómicos y microeconómicos básicos
- Instituciones financieras nacionales, europeas e internacionales.
- Oferta y demanda y su operativa.
- Conocimientos prácticos básicos: cómo abrir una cuenta corriente, cómo solicitar un préstamo, cómo suscribir una hipoteca, compraventa, venta a plazos.
- Conocimientos presupuestarios básicos: qué es un balance, una cuenta de resultados e incluso la información no-financiera.
- Divisas.
- Sector financiero (banca, seguros).
- Funcionamiento básico de la Bolsa.
- Funcionamiento de los sistemas bancarios.
- Seguridad financiera y ciberseguridad.
- Apps financieras.
- Desarrollo de herramientas específicas de simulación con cálculos: por ejemplo, retorno de la inversión de la compra de un coche o de los estudios universitarios, amortización de un préstamo, herramientas de ahorro e inversión, etc.
- Se pueden desarrollar itinerarios específicos como en Reino Unido, por ejemplo: la casa, nace un hijo, estudio en la universidad como un itinerario explicado con todas sus implicaciones financieras con cálculos específicos.
- Centro de educación financiera en la escuela.
- Fomento del emprendimiento.
- Empresa.
Este listado contiene las ideas principales, si bien sería necesario ordenarlo de manera más sistemática para la creación de un plan de estudios estructurado y pormenorizado.
¿Qué es lo que ocurre cuando los estudiantes tienen conocimientos financieros? ¿En qué pueden verse beneficiados?
Las principales ventajas son:
- Mayor madurez.
- Mayor autonomía en la toma de decisiones.
- Mayores conocimientos.
- Mejores decisiones.
- Mayor nivel cultural.
- Mayores oportunidades sociales.
- Mejor gestión de su vida económica adulta.
- Mayores oportunidades de igualdad y de mejora social.
- Mayor contribución a la economía familiar y nacional.
- Mayor independencia personal.
- Aumento oportunidades de empleabilidad, vocación emprendedora y acceso a la empresa.
- Posibilidad de contribuir a la mejora de conocimientos financieros en su propia familia, por ejemplo, cuando se trata de familias con menor nivel formativo.
- Entrada en la vida adulta con mejor posicionamiento en conocimientos y seguramente en finanzas reales (por aplicación de los conocimientos adquiridos).
Para finalizar, una de las cuestiones que no hemos mencionado es la importancia del segmento social de las personas mayores. Este grupo, junto con las personas con menor formación, suelen ser grupos sociales con menor educación financiera y, por tanto, más vulnerables, tal y como señala el Banco de España en la Encuesta de Competencias Financieras. Es importante una especial atención a estos grupos para protegerles especialmente desde las instituciones públicas y privadas.