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Las habilidades que no podrán sustituir las máquinas, una década para especializarse en Industria 4.0

  • Las principales habilidades que se exigirán en el empleo del año 2030 serán la analítica y la flexibilidad

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Madrid,

En un momento de cambio para toda la economía, la tecnología industrial avanza a un ritmo acelerado y lo que hace un par de años parecía algo abstracto y poco realista, es hoy la norma. Lo que ayer servía, hoy no es suficiente para ser competitivo. Y esto es, por supuesto, extrapolable a la formación.

Las fábricas del futuro no serán viables sin profesionales y su conocimiento, la industria 4.0 demanda nuevos talentos asociados a las nuevas tecnologías, impactando directamente en el sistema educativo. Aquí, cabe reflexionar puesto que es imprescindible que empresas y centros educativos colaboren desde ya para desarrollar itinerarios especializados en torno a la industria 4.0 y tecnologías como el IoT, el blockchain, la inteligencia artificial, el Big Data o la ciberseguridad.

Nos dirigimos a un modelo de industria eficiente, altamente trazable y en el que la toma de decisiones está basada en datos y no en intuiciones. Y este modelo, donde la automatización ayudará a agilizar las distintas fases de producción, requerirá de una fuerza laboral más tecnificada y cualificada. Sí, en la fábrica del futuro el factor humano será clave y, sin duda, tendrá un papel protagonista por parte de profesionales altamente capacitados para capturar, gestionar y analizar una ingente cantidad de datos en una estructura altamente sensorizada.

La apuesta por el cloud y la ciberseguridad son ya dos factores con efectos exponenciales en la fábrica del mañana, cuya forma dependerá en gran medida de cómo de decidida sea la adopción de estos y otros factores. Bien aprovechado, el Industrial Internet of Things (iIoT) será otro de los factores a tener en cuenta, capaz de ayudar a desarrollar factorías eficientes y a crear soluciones que aporten un valor añadido más allá de la monitorización. También los gemelos digitales, una herramienta que permite elaborar representaciones digitales de productos, procesos de fabricación o plantas de producción, ayudarán a asegurar la inversión, responder preguntas hipotéticas, adelantarse a errores e imprevistos, predecir escenarios y ser más eficientes.

En consecuencia, las principales habilidades que se exigirán en el empleo del año 2030 serán la analítica y la flexibilidad. Aquí, tendrán mucho que decir las famosas especialidades STEM (por sus siglas en inglés, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), esenciales para desarrollar perfiles con soft skills, como la flexibilidad y el pensamiento crítico, que les permitan reaccionar a escenarios altamente disruptivos.

La industria del futuro buscará equipos multidisciplinares, perfiles de carácter tecnológico e ingenieros de diversas ramas (comunicaciones, seguridad, expertos en el despliegue de soluciones integrales de gestión de operaciones de fabricación o MOM) dispuestos a empaparse de conocimientos sectoriales y utilizar como herramienta principal la capacidad de escucha de las necesidades del cliente para invertir recursos que permitan diseñar mejores soluciones, marcar la diferencia y ganar competitividad.

Estos son los valores a tener en cuenta a la hora de formar y contratar a personas en la próxima década, donde la sostenibilidad tendrá un papel protagonista y será abordada con flexibilidad y tecnología por los profesionales del futuro. Nuestro tejido económico e industrial está a tiempo de apostar por la combinación ganadora: atraer talento, unas buenas redes de comunicación y el impulso decidido y real hacia la digitalización de su modelo productivo. Todo dependerá de cómo de ambiciosos seamos.

Elaborado por Joaquín Guerra, director general de la unidad de negocio de Ingeniería y Consultoría Digital de Sothis