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Verónica Collado: "Es necesario implantar la asignatura de educación emocional desde primaria"

  • Es necesaria la presencia de un mayor número de profesionales de salud mental que sostengan esta demanda

Carmen García
Madrid,

Más atención psicológica y emocional que nunca. Así lo destacan los expertos en el campo. Y es que la llegada de la pandemia ha hecho mella en el crecimiento de los más pequeños y en el aumento de adicciones, abuso y mal uso que se ha hecho de las pantallas. Las familias han aumentado las peticiones de atención psicoterapéutica en busca de soluciones. Verónica Collado, psicóloga de atención a la infancia y familias en Save the Children, especializada en terapia familiar sistémica, explica qué principales problemas están teniendo los más pequeños.

¿Cuáles son los principales problemas que estáis viendo los profesionales en los más pequeños?

La pérdida de rutina, tan necesaria para las/os más pequeñas/os, junto a la adaptación a una nueva realidad en la que no hay espacio para el contacto físico, ha traído consigo problemas nuevos.

El uso excesivo e incluso dependiente de pantallas merece mención especial y acarrea problemas con entidad propia como adicción, aislamiento, irritabilidad, alteraciones del sueño… En el caso de los más pequeños (6-8 años) destacan juegos como Roblox o Brawl Stars.

Además de este, existen más problemas que me he ido encontrando a lo largo de este curso: La muerte de un ser querido, el duelo, en la mayoría de casos el primero de su vida. La ansiedad, que aparece al enfrentarse a nuevos desafíos que trae la nueva normalidad, cumplir las tareas de clase, ser aceptado por sus compañeras/os o la propia ansiedad que genera el estar lejos de la figura de cuidado (ansiedad por separación).

Estados prolongados de tristeza, depresión. Sentimiento de insuficiencia para alcanzar metas, verse superada/o, no sentirse satisfecha/o con su vida o simplemente no sentirse querida/o. Unido a esto, la conducta autolítica que esconde un alto sufrimiento e incapacidad para gestionar ciertas emociones, más común de lo que parece.

El malestar que les genera su imagen corporal, resulta preocupante ver a menores de 7 años preocupadas por su aspecto decir frases como "no me gustan mis piernas, tengo que tonificarlas" o realizando rutinas de abdominales "porque quiero ponerme un crop top".

Finalmente, en las/os más pequeñas/os principalmente miedos, a la oscuridad y a la muerte y retrocesos temporales (regresión) en habilidades que ya estaban consolidadas como controlar emociones de enfado, dormir o ir al baño…

¿Cómo se encuentran las entidades sociales españolas debido a las alteraciones emocionales que están presentando estos jóvenes?

Previo a pandemia esta demanda ya era alta, esta nueva realidad nos ha traído un paisaje con más desigualdades donde personas que no eran vulnerables ahora lo son y que quienes lo eran, hoy lo son mucho más. Esto provoca una demanda que emerge nueva y una antigua con alteraciones emocionales más agudizadas. Las/os niñas/os son especialmente vulnerables a estas dificultades ya que pueden contribuir a ciclos de indefensión y auto invalidación.

Desde mi experiencia personal puedo decir que nos encontramos desbordadas/os, la alta demanda no se corresponde con los recursos con los que contamos.

"Esta nueva realidad nos ha traído un paisaje con más desigualdades donde personas que no eran vulnerables ahora lo son y que quienes lo eran, hoy lo son mucho más"

Es necesaria la presencia de un mayor número de profesionales de salud mental que sostengan esta demanda. Desde Save the Children trabajamos con el compromiso de atender el mayor número de familias posible. Aun así, mis compañeras/os educadoras/es, desde refuerzo y ocio se han volcado haciendo una excelente atención preventiva y filtrado para hacernos llegar a las/os psicólogas/os los casos más graves.

¿En qué consiste exactamente su trabajo?

Como psicóloga de atención a infancia y familia mi trabajo es intervenir con los menores y familias dando apoyo psicológico, psicosocial y psicoterapéutico en problemas de relación o dificultades emocionales, así como realizar las derivaciones a la red pública de salud. Durante este año he atendido a más de 40 familias en situación de vulnerabilidad.

"Son necesarios más profesionales de salud mental para cubrir esta demanda"

Mi principal foco es el de potenciar sus habilidades y apoyar la salud relacional en casa. En primer lugar, definimos la demanda, marcamos objetivos alcanzables y trazamos un camino para llegar hasta ahí (posible y guiado) para evitar frustración y cuidar del tiempo que sabemos que es limitado.

Contamos con intervenciones que van desde la sesión puntual, a ayudas largas de 15 sesiones que puede continuarse durante el curso prorrogándola 15 sesiones más. Con estas ayudas es posible intervenir y realizar seguimientos durante el curso escolar.

Para que mi trabajo sea efectivo es imprescindible la coordinación con la/el referente familiar y con el equipo de educadoras/es, ya que conocen al dedillo la historia personal. Actualmente la intervención la realizo en las escuelas de verano de forma presencial, durante el año la mayor parte de la intervención fue online por las restricciones.

¿En qué sentido han observado un empeoramiento de la situación de riesgo y vulnerabilidad de las familias?

Lo observo directamente en el aumento de demandas de ayudas psicológicas y en el aumento de frecuencia y gravedad de los síntomas. Familias que anterior a pandemia no precisaban de ayuda y que ahora la necesitan por las consecuencias socioeconómicas y familiares que les ha tocado vivir.

En adolescentes veo con más frecuencia conductas autolíticas, como método para acallar el dolor emocional que sienten. Aislamiento y desconexión de sus rutinas para huir de una realidad que no les gusta y que les duele integrar (duelo, ansiedad, fracaso escolar…).

En adultos la desesperanza e incertidumbre aumenta y con esta los casos de depresión moderada y alta. En terapia te trasladan el empeoramiento de su situación personal, te cuentan que les lleva al límite de sus fuerzas y ven con incredulidad que se produzca un cambio a mejor.

¿Qué más recursos se necesitan para poder cubrir todas las necesidades que demandan las familias?

En primer lugar, generar un acceso a la atención psicológica en el Sistema Sanitario real y ágil, para ello habría que incluir la Psicología Clínica en Atención Primaria y aumentar en gran medida las plazas de Psicología Clínica en Salud Mental Especializada.

En mi día a día compruebo que contamos con multitud de psicólogas/os extremadamente cualificadas/os con el potencial suficiente para cubrir toda esta demanda.

"Durante este año he atendido a más de 40 familias en situación de vulnerabilidad"

Por otro lado, la introducción de la atención psicológica especializada en el sistema educativo que vaya más allá del trabajo que se realiza actualmente y que integre a las familias proporcionándoles herramientas y orientación para que sean ellas mismas la que trabajen la gestión emocional en casa (escuela psicoeducativa de mamás y papás).

¿Por qué creen que hay problemas de gestión y regulación emocional entre estos jóvenes?

La gestión emocional es la responsable de iniciar, mantener o inhibir una emoción en función de la situación a la que nos enfrentamos. Estas experiencias emocionales fluctúan en frecuencia e intensidad durante el crecimiento, siendo la adolescencia la etapa con mayor intensidad emocional.

"Los jóvenes han roto sus rutinas, han estado sometidos a un nivel mayor de estrés"

Aprendemos a gestionar nuestras emociones en contacto con las experiencias, viendo las consecuencias que se generan a nuestro alrededor. Por tanto, adquiere importancia la parte relacional-contextual, aprendemos de la experiencia en relación social y la pandemia ha puesto una barrera a esto.

Los jóvenes han roto sus rutinas, han estado sometidos a un nivel mayor de estrés, en muchos casos la demanda ha superado su capacidad de respuesta y esto ha provocado en ellos respuestas emocionales más intensas e irritabilidad que no han sabido y aún les cuesta gestionar.

¿De qué forma se puede cambiar el aumento de adicciones, abuso y mal uso de las pantallas y redes sociales?

Considero que habría que prevenirlo promocionando el buen uso desde el sistema familiar y desde la escuela/instituto, desde estos ámbitos pueden identificarse patrones y en caso de necesitar intervención, derivarlos a nuestro servicio y si fuera necesario a la red pública sanitaria para una rápida y ágil respuesta.

Durante este año impartí un taller de buen uso de redes sociales donde jóvenes entre 13-17 me contaban los diferentes usos que hacían. Con ellas/os trabajé el significado que les daban, su instrumentalización y la cabida que tenía en su día a día hacerlo con la misma frecuencia que lo hacían cuando no había instituto.

Lo más productivo fue generar debates sobre modos de uso y como se aconsejaban hablando en primera persona. Esas experiencias personales cargadas de emoción llegaban más allá que cualquier charla. A futuro propondría incluir en paralelo un taller psicoeducativo a mamás y papás para explicar el buen uso y generar límites en casa.

Comprobé que en muchos casos las mamás y papás desconocen la cantidad de tiempo recomendable y que en confinamiento se relajaron los límites "para que socialicen". Ahora ven con disgusto que estos patrones de uso abusivo se conservan y se ven incapaces de volver a regular y educar en el cambio.

¿Considera que tiene suficiente atención la educación tecnológica hoy en día en las aulas?

Soy conocedora de que existen diferentes programas que llegan a institutos y colegios donde se les explica el buen uso y se les alerta de problemas derivados. La Generalitat Valenciana en su web ha publicado un libro descargable muy interesante de uso doméstico y educativo "Buenas Prácticas TIC".

Las/los propias/os menores conocen mucha terminología como Netiqueta (conjunto de normas de comportamiento al hacer contacto online) pero siguen distantes emocionalmente de las consecuencias del mal uso.

Por ello soy consciente de que no es suficiente, faltan otras patas para que esa mesa se mantenga en pie, entre ellas la educación a mamás y papás y el potenciar en aula la reflexión a través de los debates.

Una buena forma sería llevar ponentes con experiencias reales que les hagan conectar con el peligro que existe detrás de un mal uso de las TIC y reconduzca esto a algo positivo que conlleve crecimiento, o invitarles a compartir vídeos que hayan visto en internet con sus compañeras/os que les hayan ayudado, conmovido o motivado.

¿Qué conductas pueden surgir de un mal uso de las tecnologías?

Adicción, aislamiento, descuido de tareas importantes, ataques de pánico, ansiedad, irritabilidad, absentismo escolar, bajo rendimiento, falta de motivación…

¿Por qué es tan necesario la asignatura de educación emocional en la escuela?

Es increíblemente gratificante comprobar como el trabajo en educación emocional que realizan las/os educadoras/es de Save the Children, y a través del programa CaixaProinfancia, ayudan a la intervención psicológica.

Desde sus aulas de refuerzo y ocio trabajan la gestión emocional e identificación de síntomas, las/os niños se hacen conscientes y con sus propias palabras pueden decirte que tienen problemas de autocontrol o rabia que de otra manera no sabrían cómo expresar. Consiguen que muchos de las/os niñas/os que acuden trabajen e integren experiencias que derivarían en intervención psicológica más grave.

Si este mismo trabajo se realizara desde las escuelas nuestro recurso se vería mucho más aprovechado, ya que problemas que pueden llegar a emerger como síntomas y con posterior intervención, se quedarían salvados con promoción y prevención en el aula, pudiéndonos centrar en los casos moderados y graves.

¿De qué forma las escuelas podrían facilitar procesos de autoconocimiento y de inteligencia emocional de forma normalizada?

En primer lugar, me gustaría señalar como principal núcleo de aprendizaje, el hogar, el núcleo familiar, son las/os referentes quienes han de trasladar estos procesos a las/os menores.

De forma secundaria y complementaria, lo haría en las escuelas a través de una asignatura obligatoria de educación emocional que nos acompañe desde primaria. En Canarias llevan haciéndolo desde 2014 con estupendos resultados. Gracias a ella las/os estudiantes tienen la oportunidad de profundizar en sus emociones y así gestionarlas facilitando el proceso de empatía, la literatura científica demuestra la relación entre la capacidad para aprender y el estado emocional.

¿Qué beneficios tiene trabajar desde pequeños el trabajo personal y emocional?

Previene futuros problemas emocionales y relacionales. El autoconocimiento nos ayuda no solo a gestionarnos nosotros sino, a entender también a nuestra/o compañera/o, mejorando nuestras relaciones sociales.

Les enseña formas de introspección, que les capacita para entender sus emociones y poder comunicarlas. A través del trabajo emocional se reflexiona en los errores para generar aprendizaje, reconocen sus fortalezas e identifican las necesidades para trabajar en ellas. Así ayudamos a desarrollar una mente en crecimiento.

He podido comprobar que mucho de lo que aprenden lo llevan a casa. Es motivador leer las cartas de adolescentes que ya están en el instituto a nuevos compañeros que van a pasar a 1º ESO, recuerdo que uno de ellos escribió "si os han excluido alguna vez u os han hecho bullying sabéis lo que se siente, no dejéis que os lo hagan, no lo hagáis a otras personas y si veis que se lo hacen a otros chivarse no es algo malo, no es chivarse, es contar un problema a un adulto". Si pueden enseñarnos esto podrían enseñarnos mucho más, es el ejemplo más puro que encuentro de aprendizaje emocional en potencia.