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Garantizar un aprendizaje autónomo y equitativo: el reto de los líderes de la educación iberoamericana

  • Cuando las escuelas se cerraron, la perplejidad estuvo a la orden de todos en los sistemas educativos

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Madrid,

Hablar del efecto que ha tenido la COVID-19 en los sistemas educativos iberoamericanos nos enfrenta a mirar esta realidad desde dos perspectivas. La negativa, que nos lleva a pensar en términos de tragedia educativa, pues la mayoría de los países han recurrido al cierre de escuelas para mitigar el efecto de la pandemia; o una más optimista, que nos lleva a mirar qué pasó cuando se cerraron las puertas de los centros educativos.

Somos conscientes que las realidades educativas son muy dispares, aún más en los contextos iberoamericanos desde donde trabajamos en la OEI. Iberoamérica es la región más desigual del mundo, y con la epidemia esta situación se agravará más. La Cepal ya ha alertado que se prevé un aumento de la tasa de pobreza, llegando a un 37.3%, y un aumento de la tasa de desocupación, en torno al 13.5%. A lo largo de la región la brecha digital es perturbadora. En el Informe Miradas 2019 de la OEI, los datos en Iberoamérica arrojaban que en los centros públicos la relación estudiante/ordenador era de 19/1, siendo Uruguay, Colombia y España los que se acercaban al ideal 1 a 1.

Cuando las escuelas se cerraron, la perplejidad estuvo a la orden de todos en los sistemas educativos. Difícilmente algún funcionario pueda decir lo contrario. Pero a esta sensación de deriva colectiva, le sobrevinieron acciones que alentaron a quienes trabajamos y acompañamos el devenir de la escuela a defender su fin: lograr que todos los y las estudiantes aprendan y defender el derecho a la educación. En diferentes contextos de la región, funcionarios, docentes, familias y jóvenes buscaron formas diversas para que la escuela continuara. Diferentes administraciones crearon plataformas educativas; se elaboraron materiales impresos ad hoc para los estudiantes; los docentes crearon grupos en redes sociales para estar comunicados con las familias. Asimismo, los padres y las madres enviaron por chats fotografías que evidenciaban el trabajo que hacían los niños en casa, o iban a buscar a los centros educativos los materiales que los docentes les habían preparado. También, los equipos de apoyo, orientadores y psicólogos buscaron la manera de acercarse a las casas de los niños cuyas familias carecían de conectividad. En fin, podríamos seguir relatando ejemplos de cómo la comunidad educativa iberoamericana en su conjunto se movilizó para que los y las estudiantes pudieran seguir aprendiendo, y nos quedaríamos cortos.

Este movimiento demostró que existen diferentes líderes en la comunidad educativa que responden a un liderazgo pedagógico, inclusivo y distribuido. Un liderazgo en el que la cooperación, la colaboración y el compartir experiencia ha sido y sigue siendo la clave de las escuelas y las comunidades educativas que se enfrentan día a día al desafío de buscar formas para que todos sigan aprendiendo, y no solo aquellos que tengan equipos electrónicos, conectividad y electricidad.

Los docentes y equipos directivos demostraron una gran capacidad de adaptarse a la nueva situación. Muchos de ellos, que se resistían a utilizar las TIC en sus procesos de enseñanza, aprendieron a usar nuevas herramientas, y se reinventaron.

Las familias y los estudiantes demostraron que la escuela importa. Que quieren volver a la vida escolar. En una encuesta de Google y Unicef realizada en Argentina en 2020, el 55% de los estudiantes manifestó tener muchas ganas de volver a la escuela presencial y que los docentes integren la tecnología como una herramienta fundamental de sus procesos de enseñanza. El gran desafío será que los directivos y administraciones comprendan que la sociedad espera que la escuela pos-COVID-19 sea diferente. En ese sentido, la autonomía que los centros educativos, los docentes y los estudiantes vivenciaron debe continuar.

Elaborado por Analia Rosoli Coordinadora de Cooperación y Desarrollo Oficina de la OEI en República Dominicana