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Más inversión en educación, una de las soluciones en la era post-Covid-19

  • Para mejorar el funcionamiento del sistema educativo e investigador es imprescindible atraer a los mejores

Carmen García
Madrid,

La educación entendida como hasta la llegada de la Covid-19 ha desaparecido por el momento. La crisis sanitaria y social que afectó en los pasados meses a todos los sectores de la sociedad puso al sistema educativo entre la espada y la pared. Miles de estudiantes continuaron con una docencia online que se había instalado en los centros educativos en un tiempo récord de apenas dos días. Por su parte, los docentes se vieron expuestos a una gran carga de trabajo que tuvieron que compaginar con la nueva metodología en la que debían enseñar.

El informe de la comisión de educación y ciencia del GTMC, Grupo de Trabajo Mixto Covid-19, propone iniciar un proceso sostenido de reformas que fomente la excelencia y permita al sistema educativo y de investigación responder más eficazmente a las necesidades de la sociedad. El documento pone el acento en la atracción de talento, el apoyo al personal docente e investigador mediante la reducción de cargas administrativas y trabas burocráticas y la mejora de los mecanismos de coordinación con el sector productivo.

FEDEA ha publicado el informe en el que, tras proponer algunas medidas para paliar los efectos del cierre escolar, el documento argumenta que la inversión en educación es una herramienta fundamental para fomentar el crecimiento económico, la creación de empleo y la cohesión social y que, por tanto, no puede permanecer en un segundo plano como ha ocurrido hasta entonces en España.

En este sentido, se propone iniciar un proceso sostenido de reformas que fomente la excelencia y permita al sector responder eficazmente a las necesidades de la sociedad. Así, es preciso reforzar y apoyar decididamente al estamento docente para que pueda llevar a cabo su tarea en condiciones adecuadas. Para poder llevar a cabo esta tarea, es necesario acabar con la endogamia y con el aislamiento internacional del sistema universitario español, en el que el profesorado foráneo no alcanza el 1% del total, en contraste con las buenas universidades internacionales, cuyos altos porcentajes de internacionalización son muy altos.

El cierre total que ha sufrido el sistema educativo esta primavera tendrá, sin duda, efectos negativos sobre el desempeño académico que se concentrarán en los colectivos más desfavorecidos, entre los que se encuentran las familias en riesgo de exclusión y aquellos con necesidades especiales que requieran una atención personalizada. Este informe propone un Plan educativo de emergencia Verano-Otoño 2020 que implicaría la contratación de egresados universitarios recientes para reforzar las plantillas de los centros que más lo necesiten, así como la ampliación y flexibilización del calendario escolar durante los próximos meses.

Motivación del profesorado

Toda actividad realizada con motivación tiene muchas más posibilidades de destacar positivamente que si se hace con desgana. Es por ello por lo que, en estos nuevos tiempos, es necesario que todos los docentes e investigadores cuenten con una motivación total por el trabajo que desempeñen para que los resultados sean lo más positivos posibles. Para mejorar el funcionamiento del sistema educativo e investigador es imprescindible atraer a los mejores, así como liberarles de una burocracia excesiva, darles los medios de apoyo necesarios y los incentivos correctos. En esta línea, se propone un plan de refuerzo y renovación del cuerpo de maestros y profesores que iría acompañado de cambios en los procesos de selección y formación del personal docente, con el objetivo de atraer a los mejores.

Esta investigación apuesta por una renovación a fondo de la universidad y de los organismos de investigación para que sean competitivos a nivel internacional y sirvan mejor a las necesidades del sector productivo. En este sentido, se propone reorganizar la oferta de títulos universitarios de forma que responda mejor a las necesidades sociales, mejorar los mecanismos de colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas, etc. En cuanto a los organismos investigadores, se destaca la necesidad de aumentar su autonomía y capacidad de gestión y de reducir las trabas burocráticas innecesarias a las que se enfrentan.