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"Conectar" a los adolescentes con su educación

  • El centro educativo es el protagonista indiscutible de esta transformación

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Madrid,

Prohibir los móviles en clase, proponer a los padres un control sobre el tiempo que los alumnos utilizan sus dispositivos digitales, demonizar la tecnología en las aulas... Todo ello son prácticas que en la actualidad promueven algunos docentes y centros escolares ante el miedo a la distracción y evasión de los alumnos durante las horas lectivas. Sin embargo, cuando los adolescentes entran en el aula, se sumergen en un "túnel del tiempo" donde todo lo que les rodea y les motiva en su día a día, es percibido como negativo y precisamente en el lugar que se deben formar para ser ciudadanos.

A los seis años, cuando comienzan el colegio, los niños tienen un 99% de interés por acudir a la escuela, pero cuando pasan a la Educación Secundaria y al instituto, ya con 15, desciende hasta el 32%. A esta edad se realizan las pruebas del informe PISA, cuyos últimos resultados han supuesto un jarro de agua fría, una vez más, para los alumnos españoles, que han obtenido su peor nota en Ciencias de la serie histórica y se han estancado en Matemáticas, quedando una vez más por debajo de la media de la OCDE.

Nos guste o no, lo cierto es que tenemos unos alumnos desmotivados con resultados académicos que no remontan, porque están "desconectados", y nunca mejor dicho, de su formación y no la perciben como lo que es: la vía para desarrollar su capacidad intelectual, moral y afectiva para convivir en la sociedad de la que forman parte.

En este sentido, el debate ya no es si tecnología sí o no. Esa fase está superada porque la vida real y el devenir de los tiempos nos han dado la respuesta. La tecnología tiene que utilizarse en los colegios porque las nuevas generaciones deben formarse en un modelo que sea reflejo de su sociedad.

Por ello, la cuestión es cómo lo hacemos de manera correcta, para que nos ayude en dos sentidos: mejorar la eficacia y también la eficiencia de nuestro sistema. Introducir la tecnología en el modelo educativo no debe consistir en dotarla únicamente de dispositivos, porque por sí solos, no mejoran nada. La respuesta es integrar la tecnología en el método de enseñanza y aprendizaje de todas las materias y desde que los niños comienzan su etapa escolar.

De esta manera, motivamos a los adolescentes, les enseñamos cómo hacer un buen uso de la tecnología y cómo ésta puede abrir infinidad de puertas, como la investigación, el debate, la interacción con otros alumnos o el aprendizaje experiencial. Y, al mismo tiempo, fomentamos el desarrollo de competencias que necesitan para responder a lo que el mundo laboral ya está demandando: mayor creatividad, curiosidad, espíritu crítico y la puesta en común y debate entre los alumnos, mejorando de manera real el aprendizaje de todas las materias que se imparten en los centros.

De esta manera, les implicamos más en su formación porque se sienten más motivados y, en consecuencia, sus resultados académicos mejoran. De hecho, integrar la tecnología en el sistema educativo mejora en un 30% las competencias de los alumnos en matemáticas y lectoescritura, según los resultados de los laboratorios virtuales implantados por IteNLearning en centros educativos adscritos al programa Comunica de la Junta de Extremadura.

El centro educativo es el protagonista indiscutible de esta transformación, pero esta debe ir acompañada de una apuesta real y conensuada por parte de la Administración Pública, con acciones concretas que partan de los profesores y de la realidad de las aulas y deje atrás medidas cortoplacistas.

Elaborado por Pablo Lara, Presidente de Edutech