Deporte y Negocio
La 'Guerra de la Superliga' pone en jaque un negocio de 15.400 millones en España
- El cisma desestabiliza un sector nacional que representa el 1,37% del PIB
- Los 12 equipos fundadores de la alternativa valen más de 9.000 millones
Antonio Lorenzo
La insurrección de los poderosos, escenificada con el anuncio de creación de la Superliga Europea, promete abrir una nueva página en la historia del negocio más mediático de nuestros días. Desde hace décadas, el deporte del balón ha dejado de ser "la cosa más importante de entre las cosas menos importantes", como en día definió Arrigo Sacchi, exseleccionador italiano.
Ahora se trata de una industria que solo en España representa más de 1,37% del PIB (con un volumen de actividad económica de 15.367 millones de euros) y que mantiene alrededor de 180.000 puestos de trabajo. Solo en impuestos tributa más de 4.100 millones de euros. Y a lo anterior se añaden otros 126 millones de impactos en otros deportes cada temporada, en virtud del sistema de contribuciones aprobado en el Pacto de Viana. Y las cifras nacionales podrían extrapolarse en el resto de Europa con resultados igualmente deslumbrantes.
Todo el tinglado económico deportivo e pone ahora en jaque ante el cisma abierto por la aristocracia europea del fútbol. El nacimiento de la Superliga, articulada en torno a la sociedad European Super League Company Sociedad Limitada, atesora un valor de mercado superior a los 9.000 millones de euros, según estimaciones de Transfermarkt, correspondiente a los doce clubes firmantes del comunicado. Ante semejante magnitud, los principales protagonistas del negocio han decidido tomar las riendas de su futuro, convencidos de que el modelo anterior ya está agotado. Los informes de los analistas abundan en idéntica dirección al señalar que Real Madrid, Barcelona y Atlético redujeron el último año su facturación en 200 millones de euros por el cierre de estadios y la paralización de competiciones según el estudio Football Money League, realizado por Deloitte. El mismo cálculo, referido a la Primera División, eleva la sangría económica en la última temporada hasta superar los 2.000 millones de euros.
Dinero, dinero y más dinero
El motivo de fricción entre el poder establecido (UEFA) y los insurgentes liderados por Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, se reduce a una palabra: dinero. Unos se sienten infravalorados con su aportación y los contrarios asumen que lo máximo nunca será suficiente. Esta diferente percepción entre el valor generado y el repartido ha conducido a una suerte de 'golpe de estado' contra la autoridad europea del fútbol, con la vista puesta en el deporte estadounidense. Así, la NBA, es el paradigma de gestión empresarial deportiva de una gran compañía con decenas de franquicias que compiten por un anillo a final de temporada. Al margen de que balón entre por el aro o acabe en el fondo de la red, el verdadero juego reside en la cuenta de resultados.
Los términos económicos se reducen a un botín de 3.500 millones para repartir entre los 15 fundadores. También se destinarán otros 10.000 millones en concepto de fondo de solidaridad para los equipos que no puedan entrar en tan selecto club.
A grandes rasgos, el premio gordo por levantar el trofeo de la nueva competición será de 400 millones de euros, frente a los 120 millones con los que se retribuye al vencedor de la Champions.
Los derechos televisivos de la nueva competición seguirán siendo la principal fuente de ingresos. La plataforma DAZN desmintió una información de la prensa italiana donde señalaba que la televisión de pago podría pagar hasta 3.500 millones de euros por temporada. La financiación correrá inicialmente de cuenta de JP Morgan, entidad que aportará 3.250 millones en el proyecto, pero sin desvelar más comentarios al respecto por el momento", según corroboró a Efe un portavoz de JP Morgan. A su vez, los clubes pagarán 264 millones de euros al año para sufragar la deuda, una cifra que incluye entre un 2% y un 3% de interés, según informó ayer Financial Times.
Impacto imprevisible
El órdago ya está lanzado con consecuencias ahora imprevisibles. Los clubes de fútbol declarados en rebeldía con la UEFA pretenden iniciar la competición lo antes posible, siempre en días entre semana, para así no interferir con la celebración de las tradicionales Ligas nacionales, que seguirán siendo intocables y sin interferir en su calendario.
Los clubes que se han significado son el Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, AC Milan, Arsenal, Chelsea, Inter de Milán, Juventus, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham Hotspur, todos ellos con la vitola de clubes fundadores. A los anteriores se sumarán otros tres clubes cuya identidad aún está por conocer, así como otros cinco equipos adicionales que se clasificarán anualmente sobre la base del rendimiento de la temporada anterior. En el club de grandes equipos europeos no estará el Bayern Múnich, actual campeón de la Champions que ha dado un paso lateral para desmarcarse de sus grandes rivales en el terreno de juego. "No creo que la Superliga vaya a solucionar los problemas económicos de los clubes europeos provocados por el coronavirus", opinó este lunes Karl-Heinz Rummenigge, presidente del FC Bayern, tras aplaudir las reformas de la Champions League, con la modificación de la ronda preliminar, que "contribuirá a generar más tensión y emoción en la competencia". Los observadores analizan el poder de arrastre del club bávaro en un grupo que estará sometido a fuertes presiones, tanto dentro como fuera de sus respectivas fronteras.
Los equipos se abren a "mantener conversaciones en breve con UEFA y FIFA" sobre el futuro de las competiciones
El Real Madrid ha explicado a través de un comunicado que la temporada de la Superliga comenzará en agosto con la participación de los clubes repartidos en dos grupos de diez, que jugarán partidos de ida y vuelta. Los tres primeros de cada grupo accederán automáticamente para los cuartos de final. Los equipos que terminen en cuarta y quinta posición jugarán un playoff adicional a doble partido. Posteriormente se jugarán los playoffs de doble partido a partir de cuartos para llegar a la final, que se disputará a partido único, a finales de mayo, en una sede neutral.
El Barcelona añade a lo anterior que los clubes fundadores esperan "mantener conversaciones en breve con UEFA y FIFA a fin de buscar las mejores soluciones para la Superliga y para el conjunto del fútbol mundial".
Por su parte, el Atlético de Madrid señala que "las soluciones propuestas por los reguladores no resuelven las cuestiones fundamentales, que son tanto la necesidad de ofrecer partidos de más calidad, como obtener recursos financieros adicionales para todo el mundo del fútbol". Pese a ello, el club rojiblanco abre la puerta a "mantener conversaciones con la UEFA y la FIFA buscando mejores soluciones para la Superliga y para el conjunto del fútbol mundial".
Críticas de los Gobiernos
Los presidentes de algunos de los Gobiernos con clubes representados en el embrión de la Superliga han alzado la voz para rechazar el proyecto. Mario Draghi, primer ministro italiano, ha apuntado que su "Gobierno apoya la posición de las autoridades futbolísticas italianas y europeas". En parecidos términos se han expresado sus homólogos británicos y francés, Boris Johnson y Emmanuel Macron, respectivamente. Este último ha manifestado que el proyecto "amenaza el principio de solidaridad y méritos deportivos".
El Gobierno español igualmente se declara contrario al movimiento separatista del fútbol europeo. Así, el departamento de Cultura y Deportes aboga por "volver a la senda del diálogo y del acuerdo en los ámbitos de decisión y organización a los que estos mismos clubes pertenecen para conseguir una solución pactada que sea conveniente al fútbol y al deporte, tanto a los organismos nacionales e internacionales como a los equipos, los profesionales y la afición en general".
Desde Bruselas, y a través de Twitter, Margaritis Schinas, vicepresidente de la UE, propone "defender un modelo europeo de deporte basado en valores, en la diversidad y en la inclusión".
La culpa es de la pandemia
El coronavirus resiste todo, incluso las culpas por la revolución que estos días se produce en el fútbol europeo. Según el comunicado distribuido por el Real Madrid, "la creación de la nueva Liga se produce cuando la pandemia mundial ha acelerado la inestabilidad del actual modelo económico del fútbol europeo". Por su parte, el Atlético de Madrid opina que "la pandemia ha desvelado que una visión estratégica y un enfoque comercial son necesarias para aumentar el valor y las ayudas en beneficio de la pirámide del fútbol en su conjunto". La herida provocada por el virus en las arcas de los clubes, debido al impacto de los estadios sin público, parece que ha acelerado los planes de la insurrección.
Reacciones de condena
La FIFA ha condenado con rotundidad la propuesta de Superliga europea para señalar que "se mantiene firme a favor de la solidaridad en el fútbol y un modelo de redistribución equitativa que pueda contribuir al desarrollo del fútbol como deporte, especialmente a nivel mundial". Según señala, debe regirse por los principios básicos de solidaridad, inclusión, integridad y redistribución financiera equitativa, por lo que desaprueba una "liga separatista europea cerrada fuera de las estructuras futbolísticas internacionales y sin respetar los principios".
LaLiga ha condenado enérgicamente la propuesta anunciada de creación de "una competición europea secesionista y elitista, que ataca los principios de la competitividad abierta y del mérito deportivo que ocupan lo más profundo del ecosistema del fútbol nacional y europeo". Según la patronal del fútbol español, esta competición "no es más es más que un planteamiento egoísta, diseñado para enriquecer aún más a los más ricos. Socavará el atractivo de todo el juego y tendrá un impacto profundamente perjudicial para el futuro inmediato de LaLiga".
La UEFA considera el plan "vergonzoso y egoísta, movido únicamente por la codicia"
Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, desplegó por la tarde un arsenal de advertencias y amenazas para segar de raíz el proyecto de la Superliga europea. Entre otras consideraciones, la autoridad federativa del fútbol europeo ha señalado que los jugadores que compitan en la referida Superliga no podrán jugar con sus respectivas selecciones en las competiciones internacionales. En su opinión, el plan promovido por una docena de clubes de fútbol más poderosos del continente es "vergonzoso y egoísta, movido únicamente por la codicia".
Luis Rubiales, vicepresidente de la UEFA y presidente de la RFEF, apela a la unidad colectiva, la responsabilidad y los principios que siempre han guiado el mundo del deporte ya que la situación provocada por el anuncio de la Superliga "requiere lo mejor de todos los estamentos del fútbol". Según indica a través de un comunicado, "cerca del 90% de los ingresos generados por UEFA vuelven al fútbol, especialmente a los más modestos y a la base, haciendo posible que el balón ruede en cada rincón del continente, allá donde más se necesita esta inyección económica".