Así mantienen los estibadores su monopolio en el Puerto de Valencia
- El gremio impone su ley en los muelles ajeno a sentencias y decretos
- Empresas y afectados les acusan de irregularidades que solo ellos niegan
Dani Valero
Valencia,
Francisco Lorente es una de las voces más autorizadas para hablar de la estiba en el Puerto de Valencia. Y no solo por ser el presidente en España de la multinacional MSC, adjudicataria de una de las terminales de contenedores de la ciudad y aspirante a desarrollar la ampliación norte del recinto. Lo es también por su condición de estibador en tiempos pretéritos, "cuando la mercancía viajaba en sacos que se cargaban al hombro".
Se crió en una familia de estibadores, lo fue después por poco tiempo y, desde hace décadas, lidia con ellos para garantizar la carga y descarga de sus buques. Consciente del poder que ejerce el colectivo en el sensible y millonario negocio del transporte marítimo, Lorente confiesa que suele evitar pronunciarse en los medios al respecto, si bien también subraya que a su edad ya dice sin tapujos lo que piensa. Y tal vez por ello accedió a participar en el documental elaborado por la televisión pública valenciana À Punt -en colaboración con elEconomista- para ofrecer su diagnóstico sobre la realidad laboral en los muelles valencianos: "Hay dos sucesiones en España: la monárquica y la del colectivo portuario, son las dos únicas sucesiones que hay", sentencia el empresario.
Un salario controvertido
Conviene además destacar el contexto en el que se pronunciaron estas palabras. Fue en un cara a cara con Óscar Martínez, el líder en Valencia de Coordinadora, el sindicato mayoritario de los estibadores. El encuentro fue cordial. Se adivinaba una relación de respeto mutuo. El dirigente exhibía su comprensión y hasta defendía los controvertidos salarios que percibe el colectivo -de una media de 91.507 euros brutos por empleado en el Puerto de Valencia, según las cuentas de la empresa-.
"Hay que respetar la trayectoria y la aportación del colectivo al negocio portuario", decía. Y razón no le falta, pues la estiba fue un oficio durísimo durante décadas y, en materia salarial, hay que reconocerle a los estibadores que son el ejemplo perfecto de que un negocio puede ser próspero pagando muy bien a su mano de obra. Pero en un tema Lorente era incapaz de suavizarse: el monopolio laboral del colectivo. "¿Suma tener un familiar en la estiba para entrar a trabajar?", se les preguntaba. "En un principio, no", vacilaba Martínez, a lo que Lorente, con sorna, le replicaba: "En un principio, no; pero en un final, sí".
Con tal naturalidad reconocía el empresario la persistencia de las injerencias en el mercado laboral de la estiba por las que fue condenado el Reino de España hace ya cuatro años y medio por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. En concreto, el dictamen del TJUE de diciembre de 2014 se focalizó en dos cuestiones por entender que vulneraban la libre competencia: por un lado, la obligación de las empresas de formar parte del accionariado de las sociedades de estiba para operar en los puertos; y, por otro, la de contratar exclusivamente a los estibadores integrados en las mismas (Sevasa en el caso de Valencia) para las labores de carga y descarga de buques. De ahí el calificativo de monopolio -un monopolio laboral en este caso- al tratarse de trabajadores que carecen de competencia para ejercer sus funciones en los puertos.
Óscar Martínez (Coordinadora): "Había 400 estibadores y ahora somos 1.500. Podemos tener hijos, pero no damos para tanto"
Pasado casi un lustro cabe preguntarse en qué medida se ha corregido este escenario, qué efecto tuvo el decreto aprobado por el PP en 2017 para aplicar el dictamen -tras dos años de inacción- y cuál tendrá el del PSOE que vio la luz este año. Y la respuesta es ninguno a juzgar por las palabras de Lorente, que en 2019 aún califica de "sueño" la aspiración de contratar a sus propios estibadores. "Mi sueño sería que los portuarios que yo necesito en mi empresa los tuviera dentro de mi empresa estibadora para poder desarrollar el trabajo de una manera absolutamente funcional", elucubraba frente a la realidad a la que le devolvía el sindicalista, ahora él con guasa: "Yo ya sé cuáles son los sueños eróticos de Paco. Pero no, no lo veo viable".
Óscar Martínez, frente a la acusación de que los estibadores colocan en la empresa a sus familiares, se defendía con un cálculo matemático: "Nosotros teníamos una plantilla con 400 estibadores en el año 2.000, y ahora mismo tenemos 1.500 fijos y unos 350 eventuales. Haz números tú mismo. Podemos tener muchos hijos, pero no damos para tanto", argumentaba el líder sindical, que defendía que "en la estiba puede trabajar cualquier persona que esté formada, que tenga unos requisitos formativos".
¿Y qué hay del fallo contra la imposición a las terminales de permanecer en el accionariado de la empresa estibadora? En este caso el escenario de siempre se mantiene mediante una sencilla salvaguarda: lo que antes era obligatorio ahora es voluntario, pero todo sigue igual en la práctica. Prueba de ello es el acuerdo de competitividad entre empresas y sindicatos de la estiba en el Puerto de Valencia firmado en 2018 al que ha tenido acceso elEconomista.
Un pacto de doble filo
El pacto, negociado por Román Ceballos, el entonces gerente de Sevasa, fue calificado de éxito para las compañías por incorporar importantes medidas de productividad como la puntualidad de los trabajadores, la eliminación del estibador encargado de tocar el silbato para alertar al camión o la movilidad de la trinca en los muelles. También convirtió al Puerto de Valencia en el primero en transformar su sociedad de estiba en un Centro Portuario de Empleo -una suerte de ETT como pedía la sentencia europea-, pero todas y cada una de las terminales firmaron ese acuerdo con una importante contrapartida: su permanencia voluntaria en el nuevo CPE.
Siguen, por tanto, concentradas en el accionariado de una misma entidad y contratan solo a los trabajadores de la misma, de modo que poco ha cambiado, o al menos así lo defienden organismos como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que pronostica nuevos conflictos con Europa por mantener el sistema condenado en 2014.
Salvador Navarro (CEV): "¿Quejas sobre la imposición de contrataciones? Efectivamente, es una queja formal de las empresas"
¿Y por qué no dan un paso adelante las empresas y tratan de acercarse más a la sentencia? "Indudablemente, por el poder que tiene el colectivo de los estibadores", según expone Salvador Navarro, presidente de la patronal valenciana CEV. "Estibadores, transportistas y antiguamente los controladores aéreos son los únicos capaces de parar la economía de un país. Tienen un poder que la ciudadanía no ve, pero las empresas sí que lo vemos", reconoce el empresario. Preguntado sobre si a día de hoy, en 2019, las terminales se siguen quejando de que los estibadores impongan a quién se ha de contratar, Navarro afirma que "efectivamente, se trata de una queja formal". "Son realmente los estibadores los que marcan la pauta, y esto en otra empresa no tendría ningún sentido", afirma.
Hasta el propio Puerto de Valencia reconoce esta irregularidad. "Cuando hablas con las empresas, la pega nunca es el salario de los estibadores sino la organización del trabajo", afirma Aurelio Martínez, presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, que tampoco esconde el carácter hereditario de los puestos de trabajo. "En muchas profesiones acaba sucediendo que coincide gente próxima. ¿Aquí a lo mejor es más? Pues sí, es más seguro", revela. ¿Y cambiará esta cuestión con la regulación de la formación de los estibadores que persigue el nuevo decreto? Está por ver, según el dirigente. "Una cosa es formación y otra cosa es la contratación en las empresas, que depende mucho de las relaciones que se tengan entre los sindicatos y las empresas y otras variables", apunta.
Diego Carrillo, exestibador: "La asamblea de trabajadores decide qué grado de parentesco entra a trabajar en el puerto"
En consecuencia, pese a la sentencia y los decretos para aplicarla, el control del trabajo por parte de los estibadores parece más bien anclado en el escenario descrito por el gruísta jubilado del Puerto de Castellón Diego Carrillo, que ganó un juicio por discriminación sindical en el Tribunal Constitucional.
Allí denunció que solo él quedó desamparado cuando la sociedad de la estiba absorbió a los profesionales -él era el único que militaba en CCOO y no en Coordinadora-. "La asamblea de trabajadores decide qué grado de parentesco entra. Y luego es muy fácil: se crean unas bases de oposición y se cumplen más o menos, pero al final siempre da la casualidad que entran los de más parentesco", relata el exestibador, que apunta que las empresas también enchufaban "algún compromiso que otro".
Grabaciones que prueban el amaño
Y también llamativo es el testimonio de un joven aspirante que, según relató ante las cámaras preservando su identidad, trató de acceder a la empresa en 2016 y se encontró con que los estibadores realizaban un procedimiento paralelo, al que no dudó en acudir. En él dice que le pidieron el libro de familia o el número de chapa de un familiar.
No consiguió entrar, y para colmo, según explica, ese verano faltaron estibadores con Formación Profesional, los capacitados para abarcar más funciones. Su enfado le llevó a pedir explicaciones a de forma insistente en Randstad, la empresa de selección de personal, y a la propia Sevasa. Grabó conversaciones con empleadas de ambas firmas, cuyas respuestas son muy reveladoras: "¿No conoces cómo funciona el puerto? A nosotros nos pasan un listado ellos", le confesaron en Randstad. "¿Tienes personas que hayan trabajado aquí? Es uno de los requisitos, creo", le advirtieron en Sevasa.
Conversación del excluido con Randstad, la empresa de selección:
-¿Cómo es posible que haya candidatos que no tienen la FP y han sido preseleccionados y gente que sí la tiene y se ha quedado fuera?
-No conoces cómo funciona el puerto entonces...
-Muy bien, lo conozco muy bien...
-A nosotros nos pasan un listado ellos. Es que no eres el primero que viene.
Diálogo del candidato apartado con Sevasa, la empresa de la estiba:
-¿Tienes personas que han trabajado aquí?
-¿Cómo?
-Que si tienes personas que hayan trabajado aquí
-Familiares, no.
-Ese requisito no lo cubres...
-¿Ese requisito es indispensable? No hay ninguna ley en la que lo ponga, yo no lo he visto en ningún sitio.
-Ya. Bueno, yo te pregunto, porque es uno de los requisitos, creo.