Ciencia

Descubierta la relación directa del estrés con el infarto o el ictus: se debe a la amígdala cerebral

  • Como respuesta inmunitaria al estrés, se crean más glóbulos blancos
  • La mayor presencia de éstos inflaman las arterias y provoca el infarto
El estrés tiene una relación directa con los ataques al corazón. Imagen: Dreamstime

EcoDiario.es

Que el altos niveles de estrés afectan directamente al riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como un infarto o un ictus, era ya sabido. Sin embargo, hasta ahora se desconocía el porqué de esta conexión directa. Un grupo de investigadores del Hospital General de Massachusetts en Boston (EEUU) y de la Facultad de Medicina Icahn del Mount Sinai en Nueva York (EEUU) han hallado las causas, relacionadas con la la amígdala cerebral.

El estudio, publicado en la revista científica The Lancet, concluye que la amígdala cerebral -la región cerebral que procesa las emociones- aumenta su actividad metabólica desencadenando una respuesta inmunitaria extrema; es decir, una enorme producción de glóbulos blancos en la médula ósea, lo que conlleva directamente un aumento de la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular debido a que hay más glóbulos blancos en las arterias, que se inflaman.

De esta forma, según indican los científicos investigadores, un estudio que permita conocer la actividad de la amígdala cerebral podría prevenir el riesgo de padecer un infarto o un ictus. Observando el aumento de la actividad de la amígdala se podría coger a tiempo un ataque de este tipo.

El director del equipo investigador, Ahmed Tawakol, explica que "si bien ya hace tiempo se estableció una relación entre el estrés y las enfermedades cardiovasculares, aún no se había identificado el mecanismo por el que se incrementa este riesgo". En su estudio han utilizado modelos animales. Éstos han mostrado "que el estrés activa la médula ósea para que produzca más glóbulos blancos, lo que conlleva la inflamación de las arterias, y nuestro trabajo sugiere que existe una vía muy similar en los humanos".

"Nuestro estudio identifica, por primera vez en modelos animales o seres humanos, la región cerebral que conecta el estrés con el riesgo de padecer un infarto o un ictus", sentencia Tawakol.

Los investigadores han realizado para esto un PET-TAC -combinando dos técnicas para averiguar la actividad y metabolismo de los tejidos de los órganos- a 293 persona que no han padecido ningún problema cardiovascular.

Durante el estudio, 22 personas de las investigada padecieron un infarto, angina o un ictus. De esta forma, descubrieron que tenían mayor probabilidad de padecer patologías de este tipo al presentar una mayor actividad de la amígdala. Esto está directamente relacionado mayor con una mayor actividad de la médula ósea y con signos claros de inflamación de las arterias.

La conclusión a la que llegan es que, como consecuencia del estrés, se producen un aumento exacerbado de glóbulos blancos como medida inmunitaria de la amígdala cerebral. La mayor presencia de glóbulos blancos provoca la inflamación de las arterias y la formación de placas de ateroma, antecedente inmediato de las enfermedades cardiovasculares mencionadas anteriormente.

"Nuestros hallazgos sugieren distintas intervenciones para, cuando menos de forma potencial, reducir el riesgo cardiovascular asociado al estrés. Sería razonable aconsejar a las personas con un elevado riesgo cardiovascular que consideraran la adopción de estrategias para reducir el estrés en aquellos casos en los que sientan que se encuentran sometidos a un alto grado de estrés psicológico", solicita Ahmed Tawakol.