Cataluña

Barcelona cede más de 100 empresas a Madrid en el último semestre

  • El número de compañías que se marcha supera el de las que llega
  • Las que se van son más grandes que las que se instalan en Barcelona

Cristina Triana, Javier Cumellas

Los datos apoyan más las palabras de Joaquim Gay de Montellà, presidente de Fomento del Trabajo, la patronal de grandes empresas catalana, que a Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat. Lea el reportaje completo y su gráfico en la Revista elEconomista Catalunya

A mediados de junio, el primero defendió públicamente que el procés impulsaba la fuga de empresas. Los datos recopilados por elEconomista le dan la razón, aunque el Govern haga todo lo posible desde entonces por desmentir a Gay de Montellà.

La primera declaración en su contra la realizó el conseller de Empresa y Conocimiento, Jordi Baiget. Un día después de la intervención del presidente de Foment, negó que el independentismo estuviera detrás de los cambios de sede social de empresas catalanas. Los justificó en la fiscalidad -que es también lo que defiende el presidente de Pimec, Josep González-. No obstante, el conseller también puntualizó que los empleos y las fábricas se quedaban en Catalunya y Carles Puigdemont ni siquiera defendió que se debía al peor entorno impositivo, sino que negó la fuga.

Se defienda una teoría o la otra, la realidad es que el movimiento de empresas en Catalunya está siendo negativo para nuestra Comunidad, de lo que es un ejemplo claro los datos de cambio de sedes sociales entre Barcelona y Madrid, como cada mes reflejamos en la revista elEconomista Catalunya.

De acuerdo con esta estadística que realiza elEconomista, en el conjunto del primer semestre del ejercicio, un total de 199 empresas con sede en la Ciudad Condal se han trasladado a Madrid, frente a las 80 que han tomado el puente aéreo en la dirección inversa. Es decir, que sólo en seis meses, en términos netos, Barcelona ha perdido casi 120 compañías a favor de la capital madrileña.

Comparativamente, esta diferencia nos indica que han ido más del doble de empresas de las que han venido y, además, que las que hacen las maletas son de mayor tamaño. Así, según datos de Informa, el capital social medio de las compañías que se han mudado a Madrid asciende a 1,3 millones de euros, mientras que el de las que llega es inferior a los 800.000 euros. Esta diferencia indica que las empresas que se marchan son más grandes y, por tanto, lo lógico es que estén más consolidadas. Además, aunque mantengan sus instalaciones en Catalunya, todas ellas están eligiendo pagar el Impuesto de Sociedades fuera de una hipotética futura República de Catalunya. Entre enero y junio, 30 empresas con más de 1 millón de euros de capital social se fue a Madrid, frente a las 13 madrileñas de similar dimensión que se han instalado en Barcelona.

Un goteo continuado

La cifra de 120 empresas en saldo neto de movimientos se ha construido poco a poco y de manera continuada en el conjunto de 2016. Desde enero, todos y cada uno de los meses del año, se han trasladado a Madrid más empresas barcelonesas de las que se han instalado en la capital catalana. En enero, la diferencia fue de 30 a 22; en febrero, de 30 a 7; en marzo de 48 a 18; en abril, de 45 a 13, y en mayo y junio de 24 a 9 y de 22 a 11, respectivamente. La diferencia más fuerte se produjo en febrero, cuando se trasladaron a Madrid cuatro veces más compañías de las que llegaron a Barcelona. Detrás de estos datos -y reforzados por los numerosos cambios registrados en marzo y abril- sí que puede esconderse el proceso independentista y los acuerdos políticos para impulsarlo. Sólo recordar que el 10 de enero fue cuando Carles Puigdemont fue investido presidente de la Generalitat con el apoyo de la CUP.

Los empresarios ya habían acogido muy negativamente la declaración rupturista del Parlament de Catalunya del 9 de noviembre, pactada entre Junts pel Sí y la CUP. Les preocupaba que alentaba "a la desobediencia" y daba alas a una ruptura con España no pactada, con consecuencias impredecibles para ambos, y que generó la revisión de la calificación crediticia por parte de algunas agencias.

Por ello, cuando se esperaba la convocatoria de nuevas elecciones en Catalunya, la designación de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat con el apoyo de la CUP, que además demostraba su poder porque habían conseguido el paso al lado de Artur Mas, probablemente reabrió el miedo al procés y pudo paralizar las inversiones y acelerar los traslados de empresas en los meses posteriores (véase apoyo).

De hecho, esta alianza sí que pudo afectar a los planes de inversión de las empresas extranjeras. Según datos del Ministerio de Economía, en el primer trimestre de 2016, en el caso de Catalunya se redujo un 34 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. Este descenso, además, no se puede relacionar únicamente con la inestabilidad política que vivía España esos meses -donde todavía incluso se desconocía que se iban a producir unas nuevas elecciones generales- porque la caída frente al mismo periodo del año anterior la sufrió Catalunya. En el conjunto del estado español y en el caso concreto de Madrid, la inversión extranjera ha aumentado en el primer trimestre de este año un 14 y un 40 por ciento, respectivamente, respecto a los tres primeros meses de 2015.

La ingobernabilidad resulta positiva

En junio, Carles Puigdemont rompió su alianza con la CUP, dejando su Gobierno en manos de una moción de confianza. Unos días después, las buenas noticias empresariales se multiplicaron y Amazon confirmó que invertiría 200 millones para poner en marcha en Barcelona su centro logístico más importante en el sur de Europa. Asimismo, tras la ruptura con la CUP, la Generalitat ha reactivado BCN World. El proyecto es más pequeño, pero hace que la Generalitat vuelva a ganar credibilidad con los inversores internacionales. El siguiente paso es paralizar la ruptura con España.