El cese de la producción de Nissan es un impacto laboral y económico sin precedentes en Cataluña
- Cataluña pierde el 1,3% del PIB y el peso del sector del automóvil cae un 7%
María Teresa Coca
Barcelona,
No se recuerda en Cataluña un cierre industrial de la magnitud del que ha presentado la multinacional japonesa Nissan. La marcha de la marca, con el despido de 3.000 trabajadores, pasará a la historia de la comunidad autónoma como la destrucción de empleo más importante desde el inicio de la Democracia, que haya realizado nunca una única empresa.
El impacto laboral se extenderá, además, al tejido industrial de componentes para la automoción, con el riesgo que ello supone para otros 25.000 trabajadores. Esta cifra supondría una pérdida del 0,7% de la población ocupada de Cataluña y un 17% menos de empleo en el sector de la automoción de la región, que emplea a 143.400 trabajadores, según datos del Clúster Industrial de Automoción de Cataluña.
El perjuicio será a la vez económico porque la actividad productiva de Nissan genera el 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB) de Cataluña y el 0,68% del de la ciudad de Barcelona (600 millones de euros), donde la marca tiene instalada la más grande de sus tres fábricas catalanas.
La afectación económica será tal que la consellera de Empresa de la Generalitat, Àngels Chacón, manifestó que con el abandono de Nissan "es como si nos arrancan una parte del alma industrial". La compañía japonesa representó el 8,2% del PIB de la industria manufacturera catalana en 2018, y el 0,5% del empleo industrial, y el 7% del PIB del conjunto del sector.
En cuanto al sector de la automoción, Nissan era una de sus piezas clave puesto que se trata de la segunda compañía más importante después de Seat (con 15.000 empleos). Ambas, con un tercio del empleo del sector y más del 50% de su facturación, actúan como motor de tracción de una área industrial y de servicios que configuran más de 10.000 empresas, con un peso en el PIB catalán del orden del 10% (unos 24.000 millones). En las plantas catalanas se producen 1 de cada 5 vehículos ensamblados en España.
En la actualidad, además, la industria del automóvil tenía un papel relevante en el posicionamiento de Barcelona como una de las principales capitales internacionales de la movilidad y la sostenibilidad. Muchos de los proyectos para erigir a la ciudad como hub tecnológico de las Smart City en el sur de Europa dependen en buena parte del desarrollo de las marcas automovilísticas implantadas en Cataluña. De hecho Nissan tiene en las instalaciones de Zona Franca un centro técnico para implementar nuevas tecnologías y durante la anterior etapa de Frank Torres como director había establecido acuerdos con los principales laboratorios de tecnología de Cataluña para el desarrollo de proyectos.
Por ello, el cierre de Nissan en Cataluña tiene otro impacto de carácter cualitativo para Barcelona y su posicionamiento en el mapa internacional de grandes urbes.
La alcaldesa Ada Colau se apresuró ayer a recordar a la compañía japonesa que "se equivoca si no aprovecha la oportunidad de reforzar los lazos con una área industrial que tiene una larguísima trayectoria". Pero lo cierto es que hubo declaraciones recientes de la teniente de alcalde de movilidad Janet Sanz pidiendo que tras el Covid-19 no se reanudará la industria del coche.